29 de junio de 2014

DÍA MUNDIAL DEL SUEÑO FELIZ. NO AL DUÉRMETE NIÑO


Durante los últimos años se han hecho famosas diferentes técnicas más o menos elaboradas cuyo fin común es "enseñar a dormir a los bebés". 

Parece que la elaboración de estos sistemas han llevado mucho tiempo a sus autores suponiendo que el bebé es un ser retorcido y maquiavélico que premedita cada uno de sus actos en pro de fastidiar a sus progenitores. Por esa razón, todas estas técnicas, terriblemente pensadas y elaboradas, adoctrinan a padres y madres sobre cómo educar a los niños para que no molesten y se acostumbren cuanto antes a las tan preciadas rutinas adultas.

Es obvio que todas estas personas han hecho un estupendo trabajo mirándose el ombligo de "persona súper ocupada que no piensa ceder a los deseos caprichosos de un bebé" y más aún, han conseguido obviar por completo la naturaleza biológica de un ser humano recién nacido.

Me sigue sorprendiendo cómo, a estas alturas del siglo XXI, se hacen famosos métodos que se saltan a la torera el proceso madurativo de un bebé y me asusta pensar en cómo se olvida mencionar qué nefastas consecuencias psicológicas pueden presentarse en el futuro de estas personitas.

Porque los bebés, los niños, son personas. Empecemos por ahí, porque parece que por la simple razón de no poderse comunicar verbalmente, no merecen el mismo trato respetuoso que, en cambio,  sería una aberración negarle a ningún otro ser humano.

Cuando un adulto no ha pasado buena noche, los que están a su alrededor le preguntan cómo se encuentra, qué le ha pasado y, a veces, alguna buen alma se ofrece para apoyarlo moralmente en su pesar. En cambio, cuando un bebé llora desconsolado, se despierta por la noche, tarda en dormirse...aparecen mil comentarios despectivos sobre lo mal que se lo está haciendo pasar a sus padres, sobre lo malo que es el niño, sobre lo mal acostumbrado que está y un sin fin de barbaridades más pero ninguna haciendo referencia al sufrimiento del bebé. Todas ellas culpabilizando al pequeño y deseando que llegue el momento en que deje de molestar.

Molestar. Es una palabra que demasiadas veces se asocian a un niño y que me pone los pelos de punta. A mí me molesta que se obligue a un bebé a ir contra natura, que se antepongan clichés sociales al bienestar emocional del pequeño, que se coja el camino más rápido, que determinados individuos se hagan famosos y que, aprovechándose de la desesperación y del cansancio de muchos padres, llenen sus bolsillos asegurándose el futuro y jugándose el de muchos bebés que aprenderán a dormir, claro, porque los métodos son efectivos, pero también aprenderán muchas otras cosas. Aprenderán a no confiar en los demás, aprenderán a no pedir ayuda, a sentirse solos aún teniendo gente, aprenderán a no buscar consuelo. ¿Es eso lo que queremos que ocurra? ¿Es así como se forjan los cimientos de un futuro adulto seguro?

La salud mental de una persona comienza desde el primer momento, incluso en la gestación, pues el estado anímico de la madre, sus hábitos, influirán en el desarrollo del bebé.

Es ilógico pretender que un ser que nace inmaduro, un ser altricial, que necesita de cuidados para todo, tenga que dormir igual que un adulto totalmente desarrollado. Es más, de hacerlo, la supervivencia del pequeño se vería gravemente en peligro.

Los bebés vienen al mundo con su ciclo del sueño totalmente inmaduro, ni tan siquiera conocen la diferencia entre el día y la noche. ¿Y por qué iban a hacerlo? Si el vientre materno es oscuro, confortable, tranquilo y, ¡vaya cosa! podía dormir siempre que quisiera. ¿Horarios? ¿Qué es eso?

Si el bebé no se despertara cada cierto tiempo, no podría conseguir alimento y, por ende, moriría. Las necesidades de los bebés cambian con el tiempo conforme sus sistemas van madurando. Por eso hay que respetar a los niños y acompañarlos en sus procesos, nunca forzarlos.

Cuando vemos una camada de cachorritos de gato o de perro, en ningún momento se nos ocurre que deberíamos separarlos de su madre para que aprendan. Nos inspira ternura verlos dormir acurrucados en la panza de mamá, tan tranquilos, tan a gusto. Si los observamos, veremos que cuando los cachorritos lloran, su mamá los calma a lametones y espera durante horas quieta con ellos, hasta que su instinto le dice que ya pueden marchar solos, que ya están preparados.

En cambio, cuando nace un niño, tenemos preparados cientos de sofisticados artilugios para el bebé, incluso, como fomentan estos métodos, habitaciones separadas, con una puerta que cerrar para poder conciliar el sueño sin oír nada. ¿Por qué? Porque parece que es más fácil adaptar al niño, aunque eso suponga hacerlo sufrir,  que adaptarse a él teniendo en cuenta sus necesidades.

Criar con apego y respeto es una tarea dura, cansada y con una implicación enorme pero en un futuro es la base que necesita el mundo para cambiar. Es el principio para asegurar que los adultos del mañana tendrán mayor conciencia sobre sus emociones, sobre las de los demás. Serán adultos sanos psicológicamente porque se les respetaron sus necesidades, porque alguien trató de entenderlas. Forjarán una sociedad con más amor y respeto, porque así lo habrán mamado.


"Desde aquí quiero dar las gracias a todas las madres y padres que luchan día a día por el bienestar integral de los niños. Merecen mi más profundo respeto y admiración".


24 de junio de 2014

TERRORES NOCTURNOS



Hace tiempo que quería escribir este post, pues es un tema que preocupa a muchos y son varios los padres y madres que me han remitido sus consultas al respecto, puesto que resulta un tema que crea altos niveles de angustia y ansiedad, al desconocer muchas veces qué podemos hacer.

Para comenzar, es imprescindible que distingamos entre pesadillas y terrores nocturnos y hablemos, aunque brevemente, de las fases del sueño. En este caso no hablaremos del sueño del bebé, sino de niños más mayores, pues el sueño es un proceso cíclico que se va adquiriendo con el tiempo. Y tanto las pesadillas, como los terrores nocturnos, comienzan a ocurrir a partir del primer año de edad.


FASES DEL SUEÑO

El sueño es un proceso fisiológico necesario en el que distinguimos dos fases principales, la fase REM y la No REM (en la que se distinguen cuatro sub-fases). Estas fases aparecen de forma cíclica repitiéndose a lo largo de la noche. Un ciclo puede durar entre 90 y 120 minutos y se repetirá tantas veces sea necesario. 

Vamos a ver escuetamente qué ocurre en cada una de las fases del sueño.

Fase NO-REM (o sueño lento): En ella podemos distinguir cuatro fases con características diferentes:

- Fase 1 (adormecimiento): En este momento el cuerpo se relaja, pero aún es capaz de detectar estímulos sensoriales. Se trata de la transición entre la vigilia y el sueño y se conoce como fase de sueño lento. 

- Fase 2 (sueño ligero): El cuerpo comienza a relajarse más, manteniendo menor tono muscular, disminuyendo el ritmo de la respiración y el cardíaco. La mente desconecta del entorno, siendo más difícil percibir estímulos sensoriales.

- Fase 3 y 4: (sueño delta o sueño profundo): Durante estas fase el tono muscular disminuye mucho, prácticamente no existe, aumenta la hormona de crecimiento y causa confusión en caso de despertarse, aunque es muy difícil despertar a alguien cuando se encuentra en esta fase. Se intercalan ondas cerebrales lentas con ondas muy lentas (delta). No se sueña durante esta fase. Los terrores nocturnos aparecen aquí.


Fase REM (en español MOR, fase de movimientos oculares rápidos): Es la quinta fase del sueño y comienza tras, aproximadamente, 90 minutos de estar dormido. Durante esta fase, la actividad neuronal es similar a la que se da en el estado de vigilia e incluso en ocasiones, mayor, los ojos se mueven rápidamente y el cuerpo permanece "paralizado". La frecuencia cardíaca y la presión arterial aumentan, la respiración se vuelve irregular. En este momento se producen el mayor número de ensoñaciones. Si en este momento la persona despierta, es capaz de recordar qué estaba soñando. Encontraríamos aquí las pesadillas.


Diferencia entre PESADILLAS y TERRORES NOCTURNOS



Las pesadillas son sueños angustiantes que causan miedo. Ocurren durante la última fase del sueño (fase REM, que es en la que se sueña) y si la persona se despierta o la despiertan, podrá recordar qué estaba soñando y cómo eso le ha hecho sentir. Son normales en niños e incluso en adolescentes y suelen remitir en la edad adulta.
Posibles causas: tensión, miedo, estrés...

¿Qué hacer? Tras un sueño angustioso, el niño se calmará con ayuda. Una buena dosis de cariño y compañía le harán sentirse mejor. Dejarle hablar de lo que ha pasado, puede ayudar. Permanecer en la habitación hasta que el niño vuelva a dormirse, también puede ser una buena idea.
En cuanto a la prevención, es bueno considerar algunas situaciones que podrían ayudar a remitirlas. Por ejemplo, establecer rutinas. En cuanto a la alimentación, evitar comidas copiosas antes de acostarse y tomar la cena un par de horas antes de ir a la cama, evitar tareas y juegos estresantes antes de que el niño se acueste, practicar pequeñas rutinas de relajación antes de dormir (hablaremos muy pronto de cómo hacerlo), no permitir que vea películas que puedan asustarle...

Los terrores nocturnos son momentos donde el niño parece despierto, con los ojos abiertos, aunque no lo está. Puede gritar, llorar, moverse bruscamente, pero no podrá responder a las llamadas externas y, en caso de intentarlo, costaría mucho despertarle. Ocurren en las primeras fases del sueño, cercanas a la vigilia. Su duración es variable y al terminar, el niño se duerme repentinamente. Al día siguiente, el niño no recuerda nada del episodio vivido.
Posibles causas: Se desconoce por qué ocurren, pero algunos autores han postulado que se trata de fallos ocurridos en el momento de cambiar de etapa del sueño. 

¿Qué hacer? Durante un terror nocturno, no es recomendable despertar al niño, pues éste no es consciente de lo que está ocurriendo. Es importante mantener el entorno del niño seguro, eliminando todo aquello con lo que podría dañarse, pues es posible que se levante o se golpee contra la pared. Por lo demás, tan sólo queda esperar a que pase.
También podemos evitar el cansancio excesivo, pues parecen haberlo relacionado.
Las rutinas anteriormente descritas, también podrían ayudar para prevenirlos.

Si los terrores nocturnos se alargan en el tiempo: El Dr. Lask describió lo que se conoce como la Técnica de los despertares controlados. Se trata de una técnica que se basa en la observación. En primer lugar se trata de detectar en qué momento exacto el niño comienza a padecer un terror nocturno para poder anticiparse y despertarlo aproximadamente 15 minutos antes de que ocurra. Se debe mantener al niño despierto y fuera de la cama durante un rato y luego acostarlo normalmente. Este proceso debe durar siete días seguidos y en caso de que los terrores volvieran a aparecer, repetir la operación. 



17 de junio de 2014

ESTRÉS EN LA INFANCIA


¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta fisiológica, psicológica y comportamental que se presenta ante la aparición de un cambio externo considerado como una amenaza.

Se trata de una respuesta necesaria e innata que aparece ante una situación de alerta, ya sea ésta emocional, física o ambiental. Es decir, ante la aparición de un posible peligro (sea real o no), el cuerpo se protege.

Las reacciones de estrés se producen en todos los individuos de todas las edades y son necesarias para la supervivencia de la especie y se encuentran íntimamente relacionadas con el sistema nervioso y con el sistema neuroendocrino.

Ante una señal de estrés se producen cambios químicos en el cerebro, al inicio del estrés (en la etapa que se conoce como alarma) el hipotálamo estimula a la pituitaria (hipófisis) para que libere adrenocorticotrofina (ACTH) y ésta estimula a la corteza suprarrenal para que libere glucocorticoides, principalmente cortisol. El cortisol es el principal regulador de las respuestas adaptativas del estrés, se encarga, además, de almacenar grasa que será aprovechada para generar energía en caso de necesitarla ante un desafío. 

Preparándose para actuar (etapa de acción), se encuentra el sistema nervioso simpático, que hace que aumente la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre, el ritmo de las pulsaciones, etc. Estos mecanismos preparan al cuerpo para llevar a cabo dos posibles respuestas, huida o ataque.

Por último, el cuerpo necesita encontrar la calma (etapa de relajación) donde los sistemas vuelven a su estado natural de no alerta. De la vuelta a la "normalidad" se encarga el sistema parasimpático.

Como hemos visto, la situación considerada amenazante, activa los sistemas psico-biológicos en el momento en que aparece y éstos se desactivan cuando el conflicto ha sido resuelto, además vemos que todo el cuerpo sufre cambios, por lo que si el estrés se experimenta en situaciones necesarias y puntuales, puede ser beneficioso, en cambio si el estrés se experimenta de forma continuada o fuera de contexto, puede convertirse en estrés negativo o distrés causando serios problemas físicos y psicológicos.


¿Por qué el estrés puede convertirse en un problema para los niños?

Los niños, se encuentran en un periodo fundamental del desarrollo de la plasticidad neuronal, por lo que sus experiencias tempranas tienen un gran impacto sobre sus futuras habilidades cognitivas y emocionales.

La Dra. Gunnar, quien estudió profundamente los efectos del estrés en niños, afirma que el nivel de estrés experimentado en la primera infancia condiciona la respuesta al mismo de forma permanente, afectando a la memoria, a la atención y a las emociones.

Ante una exposición contínua a un estrés negativo:

- Los niveles de cortisol se disparan y aparece una sobre-reacción y un peor control del estrés, lo que afectará de forma permanente a la anatomía de su cerebro.

- El hipocampo (que desempeña funciones de memoria y desarrollo espacial) se bloquea y se destruyen sus células nerviosas, viéndose afectados en su número y tipo de receptores.

- Los circuitos de la emoción se reconfiguran.

¿Qué puede causar estrés en un niño?

A veces nos parece increíble que un bebé pueda estresarse, pero situaciones del día a día pueden mantenerlos en alerta.

- Cuando se encuentra solo y llora, está percibiendo la situación como peligrosa, por lo que sus sistemas de alarma se activan. Cuando no se atienden las necesidades básicas del niño, de cuidado, aseo, alimentación y afecto, el bebé se estresa. Una buena regulación del estrés, dependerá de la respuesta que obtenga por parte de sus cuidadores.

- Cuando se le imponen normas que desobedecen su desarrollo natural, por ejemplo imponerle horarios para dormir, para comer, exigirle un control de esfínteres cuando el niño aún no está preparado, pueden ser vividas como situaciones estresantes.

- Los gritos, los ruídos estridentes, el exceso de luz cuando no lo necesita, la sensación de demasiado frío o calor, el estado ansioso de su mamá, también pueden provocar estrés.


¿Qué podemos hacer para evitar que un niño esté estresado?

- Atender al bebé en sus necesidades básicas.

- Mucho contacto físico temprano.

- Respuestas adecuadas a las demandas del niño.

- Respeto por su desarrollo.

- Proporcionar un ambiente familiar tranquilo, armonioso.



Si te interesa el tema, podrás encontrar más información en los siguientes enlaces:
http://www.waece.org/biblioteca/pdfs/d137.pdf
http://www.holistika.net/parto_natural/el_bebe/el_cerebro_del_bebe.asp
http://www.braincampaign.org/common/docs/files/2786/spchap12.pdf


10 de junio de 2014

CRIANDO "A CONTRA-CORRIENTE"


Durante mucho tiempo y aún hoy, han existido imposiciones, reglas y normas establecidas con respecto a cómo se debe criar a un hijo y qué es aquello que debemos conseguir a través de la crianza y de la educación. Existen miles de modelos y guías escritos por profesionales en la materia y preceptos que quedan grabados y transmitidos durante generaciones en la sabiduría popular. 

Siempre he oído que un niño debe de ser independiente, que tiene que aprender a hacer las cosas solo, a valerse por sí mismo. Pero, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿es que llega un momento, un día, una fecha en que el niño se convierte en un ser independiente? ¿es que existen formas de que un niño aprenda a contener sus ritmos biológicos? ¿es que la dependencia es un concepto "maligno" que si se abre y se deja paso nunca jamás podrá irse?

Los niños, desde bien pequeños, tienen. Tienen que aprender a dormir, tienen que aprender a comer solos, tienen que controlar los esfínteres, tienen que dejar de mamar, tienen que dejar de estar en brazos....
Tienen, tienen, tienen y deben, deben, deben...

Pero, ¿por qué deben? ¿Para qué deben hacerlo?


Creo que los niños no vienen con un pan debajo del brazo, vienen con un sin fin de responsabilidades, de exigencias, de luchas contra sí mismos, contra su naturaleza humana, contra su pureza, contra su sabiduría.

Todas las imposiciones que le hacemos al niño, las hacemos en beneficio y provecho exclusivamente del adulto y de la sociedad actual. Comunidad, por llamarle de alguna manera, tremendamente industrializada, desconectada de la verdadera naturaleza humana. Llena de prisas, de compromisos y que ha conseguido un trabajo absolutamente fantástico (por la dificultad que conlleva), ha podido separarnos de nuestros sentimientos, nos ha negado la posibilidad de reconocer nuestras emociones y, mucho menos, las de los demás. 

No hay que pensar, ni sentir, estamos en este mundo para correr y producir. Y ¿cómo no?, también pretendemos meter a los niños dentro de la cadena de producción, queremos convertirlos en pequeñas máquinas alejadas de su propio yo, incapaces de reconocer sus emociones y necesidades, individualistas. 
¿Humanos o máquinas?

Es crudo, pero verídico, los humanos nos des-humanizamos.




Y ante esta realidad, que a veces parece omnipotente, de repente, se asoma un grito de la naturaleza y aparecen padres, madres, profesionales, personas al fin, que quieren recuperar su conexión consigo mismos y con el mundo que les rodea. Que quieren ser conscientes de sus sentimientos y que quieren cambiar su realidad y ofrecer un mundo diferente a sus hijos.

Son personas que crian con apego, que creen que otra forma de criar es posible, recuperando su naturaleza mamífera. 


Pero, ¿qué significa criar con apego?


Criar con apego a un hijo ...

- Significa seguir los instintos más profundos, respetar los ritmos propios e individuales del niño más allá de las exigencias sociales.

-Entraña fomentar la comunicación y el entendimiento más allá del lenguaje verbal. Observar los gestos para poder interpretarlos, escuchar el llanto para responder adecuadamente a la demanda, reconocer los pequeños movimientos del bebé, para llegar a conocerlo.

- Implica tratar al niño como tal, como un niño que necesita de besos y cariño, que busca acurrucarse en los brazos de su madre donde se siente seguro y protegido, que es dependiente de los suyos y que no tiene maldad, sino sentimientos y emociones.  

- Conlleva respetar los propios ritmos de cada persona, no forzar al niño. 

- Es alimentar con la leche que la naturaleza le brinda a una mujer que se convierte en madre, alimento hermosamente sabio, capaz de adaptarse a las necesidades de cada momento (si la naturaleza lo permite, claro, ya lo hablamos en un artículo anterior)

-Es recuperar la parte más mamífera del ser humano, es convertirse en un animal que protege a su cría ante cualquier peligro, que duerme con ella hasta que su desarrollo lo permite, que la transporta acurrucada en su cuerpo.

- Es rescatar la niña o niño que un día fuiste y reparar tus miedos e inseguridades para no transferirlos a tus hijos.

- Es luchar día a día contra tu propia crianza, contra lo establecido, atacando "lo aprendido" para re-estructurar tu propio vínculo.

- Es ser consciente del proceso, dispuesto a la auto-crítica constructiva y al aprendizaje continuo de una situación nueva. Sin castigos, ni culpabilidades, esperando mejorar.

- Representa atreverse a pedir perdón a los hijos por las equivocaciones, poder expresar abiertamente las emociones.


- Simboliza disfrutar de la maravillosa experiencia de ser padres.

6 de junio de 2014

CRIAR CON APEGO


¿DÓNDE EMPIEZA LA "CRIANZA CON APEGO"?

El vínculo emocional que un niño crea con sus padres o cuidadores principales, se conoce como apego.

Este vínculo es el que proporcionará al niño la seguridad emocional necesaria para su adecuado desarrollo emocional, social y personal.

El estudio de los vínculos afectivos tempranos, surge alrededor de los años cincuenta a manos de John Bowlby que, tras trabajar con niños institucionalizados, carentes de madres ni cuidados continuos, llegó a la conclusión de que los niños que no habían establecido relaciones tempranas de cercanía, amor y de cuidado con algún adulto, más tarde presentaban  diversos problemas relacionales y otros trastornos mentales.

Bowbly creía que el bebé actuaba por un instinto que se adaptaba a la situación contextual, es decir, llevó más allá de su definición el concepto de instinto para explicar que el niño actuaba por el impulso de sentirse cerca de su cuidador, que le aportaba la seguridad que necesitaba,  y que adaptaba sus conductas según la situación particular con tal de conseguir el máximo contacto él.

El autor basó su teoría de la vinculación humana,  y por tanto la explicación del comportamiento de un bebé con su madre (o cuidador principal), en la existencia de cuatro sistemas de conductas relacionadas entre sí. Conductas que el bebé lleva a cabo con tal de conseguir una respuesta de sus cuidadores y sentirse unido a ellos para facilitarse el conocer el mundo desde una posición de seguridad.

Los cuatro sistemas que Bowlby describió son, el sistema de conductas de apego, el sistema de exploración, el sistema de miedo a los extraños y el sistema afiliativo. 

Veamos con más detalle en qué consiste cada uno de ellos.

- El sistema de conductas de apego consiste en todas aquellas conductas que el bebé puede llevar a cabo para que su cuidador principal le preste atención y se mantenga próximo a él. Algunas de estas conductas pueden ser el llanto, los balbuceos, las sonrisas, los movimientos...

- El sistema de exploración comprende aquellas conductas que el bebé lleva a cabo con tal de inspeccionar el entorno en el que se encuentra. Este sistema está estrechamente relacionado con el anterior, pues si el niño no consigue mantener a su cuidador cerca, no querrá explorar. Su comportamiento irá dirigido a conseguir la atención del adulto. Es decir, mientras el sistema de apego esté activo, no podrá estarlo el de exploración, por tanto, tampoco se activará el juego ni el podrá darse el aprendizaje. 

- El sistema de miedo a los extraños consiste en que si el niño ve un extraño, sus conductas de apego se dispararán, buscará a su madre y dejará de explorar. Este sistema se activa si el vínculo ya está formado. Cuando el bebé se encuentre ante un desconocido, buscará el contacto con la persona con la que ya está vinculado.

- El sistema afiliativo se refiere a la curiosidad que muestra el niño por conocer o aproximarse a alguien de su misma especie. Sistema que contradice por completo al anterior pero que es propio de cualquier animal.

Todos estos sistemas, según el autor, se activarían y desactivarían en función del contexto y de situaciones individuales.

¿Cuál es la finalidad?: mantener al cuidador cerca, resistirse a la separación y garantizarse el sentimiento de seguridad.


¿POR QUÉ ES IMPORTANTE SER CUIDADOSO EN LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS RELACIONALES?

Porque las experiencias de vinculación tempranas, son las que van a influir en todas las futuras relaciones de una persona. 


La experiencias que el niño tenga con el manejo de estos sistemas en la relación con su madre (o cuidador principal), son los que más tarde crearán la representación mental de sí mismo, formarán su auto concepto y el de los demás. 
Por tanto, la forma en que los adultos cercanos hayan interactuado con el niño, determinará la forma en que ese niño se relacione con los otros.

Por ejemplo, si el adulto cuidador se ha mostrado siempre atento, respondiendo a las llamadas del niño, se ha mostrado cercano y dispuesto, el niño se sentirá seguro para explorar, no necesitará activar las conductas de apego continuamente y podrá conocer tranquilamente su entorno sabiendo que, en caso de necesitarlo, podrá acudir a los brazos de su cuidador. Este niño es más probable que confíe en los demás y se sienta seguro de sí mismo.

En cambio, si el cuidador principal no ha sido consistente en sus respuestas, por ejemplo, no siempre ha acudido cuando el niño ha llorado, la respuesta ante una sonrisa no ha sido siempre amorosa, cuando el niño ha balbuceado unas veces lo ha atendido, otras no,es probable que el niño se sienta inseguro y tenga que activar demasiadas veces las conductas de apego, bloqueando la exploración, indispensable para su desarrollo y para su aprendizaje.

En definitiva, si un niño ha tenido experiencias positivas con los adultos que le cuidaban, mostrándose éstos cercanos, consistentes y sensibles, es más probable que establezca relaciones sanas con sus iguales y que mantenga una actitud positiva hacia sí mismo.

En cambio, si un niño no ha tenido buenas experiencias con sus figuras de apego, esperará poco de los demás, mostrará desconfianza y esperará poca empatía, por lo que las relaciones se basarán en la desconfianza e inseguridad.

"Por el bien de los niños, del futuro y de nosotros mismos, pongamos mucho cuidado en la forma en que nos relacionamos con los niños. Seamos responsables de sus primeras experiencias basando cualquier comportamiento y /o actuación, en el amor, el respeto y el conocimiento de sus necesidades según la etapa del desarrollo en la que se encuentren. Si les aportamos seguridad y sostén, se convertirán en adultos seguros, confiados y empáticos"






2 de junio de 2014

LACTANCIA MATERNA: SÍ, PERO ¿Y SI NO PUEDO?


Está claro y demostrado que la lactancia materna es altamente beneficiosa tanto para la madre como para el bebé y que aquellas madres que luchan por una crianza natural, basada en el apego, la defienden con todas sus fuerzas. Y no sin razón, al contrario, pues de ser posible, dar el pecho a un hijo es la forma más sana y natural de alimentarlo.

La lactancia materna es económica, mucho más barata que la leche de fórmula, es cómoda, pues no tienes que prepararla ni llevar biberones, ni agua mineral, es beneficiosa para el cuerpo de la madre, pues ayuda a que el cuerpo "vuelva a su sitio" tras el parto, favorece el vínculo entre madre e hijo y un sin fin de beneficios más. Todos estos puntos a favor de la lactancia materna, son innegables.

En un mundo ideal, todas las madres que desean con todas sus fuerzas dar el pecho a sus hijos, lo harían, la lactancia se implantaría de forma natural, sin incidentes y todas estarían felices con sus hijos al pecho.

Pero existen situaciones en las que la lactancia no es posible. Razones varias, individuales, diferentes, pero todas ellas tienen en común la misma consecuencia: sus bebés tendrán que ser alimentados con leche de fórmula.

¿CÓMO SE SIENTE UNA MADRE QUE NO PUEDE DAR EL PECHO A SU BEBÉ (Y ELLA QUERÍA)?

Cuando una madre que cree firmemente en criar a sus hijos con apego, que ha pasado el embarazo planificando el tipo de crianza que quiere aplicar, que ha leído y re-leído sobre lactancia, que conoce los beneficios, que se ha imaginado a ella misma dando de mamar,  encuentra que no puede hacerlo, se ve inmersa en un cúmulo de sentimientos devastadores que merman su autoestima, pues se siente incapacitada, negada como madre, fracasada por no poder alimentar a su pequeño. Se siente aterrada con sólo pensar que al no darle el pecho, su relación con el bebé no será buena, piensa que no podrá crear ese vínculo que sí tienen las madres lactantes y que se ha quedado sin la posibilidad de disfrutar de unos de los pilares fundamentales en la creación del vínculo materno filial. Se siente asustada, frustrada y profundamente desorientada. Sus planes de tantos meses, han caído en picado. Se siente ansiosa, triste y presionada por su entorno.

Un torbellino de sentimientos negativos le acechan, aunque seguramente calle, suspire y no lo cuente a su entorno.

Esta presión y algunos mitos están haciendo mucho daño a mamás que quisieron amamatar y no pudieron.

¿ES POSIBLE CREAR UN BUEN VÍNCULO CON MI HIJO SIN LACTAR?

¡Por supuesto que sí!

La relación que se crea entre una madre y un hijo no depende exclusivamente de darle el pecho, sino de la actitud que se muestre hacia ese niño, de la calidad de la relación. 

Hay muchas y diferentes formas de favorecer ese vínculo y todas ellas pasan por dedicarle tiempo y amor al niño.

SEIS COSAS QUE PUEDES HACER PARA FAVORECER EL VÍNCULO CON TU BEBÉ. 

1. Cuando le des el biberón. Alimentar al niño, sea cual sea la forma, implica acunarlo en tus brazos, aunque le des biberón puedes colocarte al niño sobre tu piel desnuda, sobre el pecho, llevando a cabo la práctica "piel con piel". Durante los primeros meses, es muy aconsejable que seas tú, su madre, la que lo alimente, pues si le dieras el pecho nadie podría sustituirte. La alimentación debe darse a demanda, sin horarios fijos y según las necesidades propias del pequeño. Esto te ayudará a conocer mejor los gestos, el llanto...y en definitiva a interpretarlo, mejorando, por ende, vuestra relación. 
Sobre todo, disfruta de esos momentos porque son exclusivamente vuestros.


2. Contacto físico. El vínculo no se crea ni se fortalece sólo en la alimentación, cualquier momento es bueno. Tu bebé disfrutará de tus caricias cuando lo bañes, cuando lo acunes para que se duerma, cuando le cambies...Por ejemplo, un buen ejercicio es practicar el masaje infantil un par de veces al día cuando el niño esté tranquilo (del que hablaré aquí muy pronto).
Como comenté en mi anterior artículo, "Cógelo en brazos, y mucho!, mantenerlo cerca de ti le aportará seguridad y tranquilidad lo que hará que se vincule a ti de forma positiva.



3. Practica ejercicios de yoga con él. Una buena forma de recuperarse del parto y de vincularse con el niño, es practicar ejercicios suaves de yoga que os permitirán a los dos estar en un estado de relajación y será un buen momento para acariciaros pasando tiempo juntos.



4. Prioriza el tiempo con tu bebé. Es mejor tener las manos ocupadas porque tienes al niño en brazos, que dejarlo porque tienes otras cosas que hacer. Recuerda que los meses vuelan y que las oportunidades de acunarlo irán desapareciendo. Aprovecha cualquier oportunidad para "achuchar" a tu bebé.




5. Cántale. El bebé reconoce la voz de su madre antes que la de nadie y se siente unido a ella desde el embarazo. Aprovéchala para relacionarte con él. Puedes cantarle, contarle historias, susurrarle...dale rienda suelta a tu imaginación.






6. Confía en tus instintos y olvida las críticas de los demás. La crianza con apego da lugar a muchísimas críticas. Prepárate para escucharlas y para manejarlas con cautela. Sólo tú sabes qué es lo mejor para tu familia. Disfruta de tu propia maternidad y de tus elecciones.