¿DÓNDE EMPIEZA LA "CRIANZA CON APEGO"?
El vínculo emocional que un niño crea con sus padres o
cuidadores principales, se conoce como apego.
Este vínculo es el que proporcionará al niño la seguridad emocional
necesaria para su adecuado desarrollo emocional, social y personal.
El estudio de los vínculos afectivos tempranos, surge
alrededor de los años cincuenta a manos de John Bowlby que, tras trabajar con
niños institucionalizados, carentes de madres ni cuidados continuos, llegó a la
conclusión de que los niños que no habían establecido relaciones tempranas de
cercanía, amor y de cuidado con algún adulto, más tarde presentaban diversos problemas relacionales y otros
trastornos mentales.
Bowbly creía que el
bebé actuaba por un instinto que se adaptaba a la situación contextual, es
decir, llevó más allá de su definición el concepto de instinto para explicar
que el niño actuaba por el impulso de sentirse cerca de su cuidador, que le
aportaba la seguridad que necesitaba, y
que adaptaba sus conductas según la situación particular con tal de
conseguir el máximo contacto él.
El autor basó su teoría de la vinculación humana, y por tanto la explicación del comportamiento de un bebé con su madre (o cuidador principal), en la
existencia de cuatro sistemas de conductas relacionadas entre sí. Conductas que el bebé lleva a cabo con tal de conseguir una respuesta de sus cuidadores y sentirse unido a ellos para facilitarse el conocer el mundo desde una posición de seguridad.
Los cuatro sistemas que Bowlby describió son, el sistema de
conductas de apego, el sistema de exploración, el sistema de miedo a los
extraños y el sistema afiliativo.
Veamos con más detalle en qué consiste cada
uno de ellos.
- El sistema de conductas de apego consiste en todas aquellas
conductas que el bebé puede llevar a cabo para que su cuidador principal le
preste atención y se mantenga próximo a él. Algunas de estas conductas pueden
ser el llanto, los balbuceos, las sonrisas, los movimientos...
- El sistema de exploración comprende aquellas conductas que
el bebé lleva a cabo con tal de inspeccionar el entorno en el que se encuentra.
Este sistema está estrechamente relacionado con el anterior, pues si el niño no
consigue mantener a su cuidador cerca, no querrá explorar. Su comportamiento irá
dirigido a conseguir la atención del adulto. Es decir, mientras el sistema de
apego esté activo, no podrá estarlo el de exploración, por tanto, tampoco se activará el juego ni el podrá darse el aprendizaje.
- El sistema de miedo a los extraños consiste en que si el
niño ve un extraño, sus conductas de apego se dispararán, buscará a su madre y
dejará de explorar. Este sistema se activa si el vínculo ya está formado. Cuando el bebé se encuentre ante un desconocido, buscará el contacto con la persona con la que ya está vinculado.
- El sistema afiliativo se refiere a la curiosidad que
muestra el niño por conocer o aproximarse a alguien de su misma especie.
Sistema que contradice por completo al anterior pero que es propio de cualquier animal.
Todos estos sistemas, según el autor, se activarían y
desactivarían en función del contexto y de situaciones individuales.
¿Cuál es la finalidad?: mantener al cuidador cerca, resistirse a la separación y garantizarse el sentimiento de seguridad.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE SER CUIDADOSO EN LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS RELACIONALES?
Porque las experiencias de vinculación tempranas, son las que van a influir en todas las futuras relaciones de una persona.
La experiencias que el niño tenga con el manejo de estos sistemas en la relación con su madre (o cuidador principal), son
los que más tarde crearán la representación mental de sí mismo, formarán su auto concepto y el de los demás.
Por tanto, la forma en que los adultos cercanos hayan interactuado con el niño, determinará la forma en que ese niño se relacione con los otros.
Por ejemplo, si el adulto cuidador se ha mostrado siempre
atento, respondiendo a las llamadas del niño, se ha mostrado cercano y dispuesto,
el niño se sentirá seguro para explorar, no necesitará activar las conductas de
apego continuamente y podrá conocer tranquilamente su entorno sabiendo que, en caso de necesitarlo, podrá acudir a los brazos de su cuidador. Este niño es más probable que confíe en los demás y se sienta seguro de sí mismo.
En cambio, si el cuidador principal no ha sido consistente en sus
respuestas, por ejemplo, no siempre ha acudido cuando el niño ha llorado, la
respuesta ante una sonrisa no ha sido siempre amorosa, cuando el niño ha balbuceado
unas veces lo ha atendido, otras no,es probable que el niño se sienta inseguro
y tenga que activar demasiadas veces las conductas de apego, bloqueando la
exploración, indispensable para su desarrollo y para su aprendizaje.
En definitiva, si un niño ha tenido experiencias positivas
con los adultos que le cuidaban, mostrándose éstos cercanos, consistentes y
sensibles, es más probable que establezca relaciones sanas con sus iguales y
que mantenga una actitud positiva hacia sí mismo.
En cambio, si un niño no ha
tenido buenas experiencias con sus figuras de apego, esperará poco de los
demás, mostrará desconfianza y esperará poca empatía, por lo que las relaciones
se basarán en la desconfianza e inseguridad.
"Por el bien de los niños, del futuro y de nosotros mismos, pongamos mucho cuidado en la forma en que nos relacionamos con los niños. Seamos responsables de sus primeras experiencias basando cualquier comportamiento y /o actuación, en el amor, el respeto y el conocimiento de sus necesidades según la etapa del desarrollo en la que se encuentren. Si les aportamos seguridad y sostén, se convertirán en adultos seguros, confiados y empáticos"
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