9 de julio de 2014

ENSEÑANDO A LOS NIÑOS A RELAJARSE. TÉCNICAS DIVERTIDAS Y EFECTIVAS PARA CONTROLAR LA RESPIRACIÓN


Conseguir relajarse es, para muchos adultos, una tarea sumamente difícil. Estamos acostumbrados a correr, a ir contra-reloj, a estar extremadamente ocupados y en ocasiones, aunque nos vendría muy bien, nos cuesta bajar el ritmo y tomarnos las cosas con calma. 

La vida frenética que llevamos nos conduce a sobrecargar  nuestro cuerpo y  nuestra mente que demasiadas veces se mantienen en estado de alerta por más tiempo del que en realidad podemos soportar. Esto se traduce en diversas patologías relacionadas con ansiedad, estrés, respuestas autoinmunes, cargas musculares y otras situaciones que reducen significativamente nuestro bienestar físico y emocional y que se están convirtiendo en un mal extendido.

Recuerdo que cuando era pequeña, a la escuela acudió una psicóloga a "enseñarnos a respirar". Desde mi inocencia no pude más que pensar que menuda barbaridad estaba diciendo aquella señora, "¡yo ya sé respirar! si no, no estaría aquí, me hubiese ahogado", dije yo. Estaba equivocada. Respiraba, por supuesto, pero no de la forma correcta.

Supongo que fue una sesión bastante más larga de lo que ahora recuerdo, pero sin duda, consiguió marcarme por el resto de mis días. La lógica era aplastante, pero nadie antes nos había hecho verlo de esa forma.

La actividad que recuerdo consistía en ponerse la mano en la barriga y respirar con la nariz profundamente. Si el aire entraba, lo lógico hubiese sido que nuestra barriga se hinchase, pero no fue así. Por el contrario, nuestra barriga se contrajo al entrar el aire y se llenó al expulsarlo. Es más, al pasar al segundo paso del ejercicio y al situar la mano sobre el pecho, pudimos notar como éste era el que hacía todo el trabajo. 

Era cierto, no sabíamos respirar. Nuestra respiración era superficial, no dejábamos que todas nuestras células se oxigenasen y estábamos impidiendo, sin darnos cuenta, que nuestro cuerpo pudiera llevar a cabo sus funciones de forma eficiente.

El primer paso para poder relajarnos es controlar nuestra respiración. Respirar profundamente requiere que seamos conscientes del acto, necesita de entrenamiento y conocer los beneficios puede ayudarnos a practicarlo regularmente.

Cuando respiramos pausadamente, profundamente, notando como cada célula recibe el oxígeno que necesita, llevando el aire hasta el estómago, estamos llevando a cabo la respiración diafragmática. Con ella aumentamos nuestra capacidad de concentración, lo que conlleva una mejoría en la memoria y un aumento de la creatividad. Además, conseguimos reducir la sensación de estrés y ansiedad y nuestra capacidad de auto-control aumenta. Al ser capaces de controlar nuestras emociones, situaciones incómodas, como cuando sentimos miedo, pueden disminuir y vivirse de forma más tranquila. También gracias a la respiración consciente nuestro cuerpo puede beneficiarse, pues el sistema inmunitario se fortalece. 

Si un simple cambio como es dedicarle tiempo a respirar bien puede mejorar nuestras vidas, ¿por qué esperar a ser mayores para aprenderlo? Dejemos que los niños se beneficien desde bien pequeños y estaremos mejorando su salud.

Por eso hoy quería contaros algunas técnicas de respiración que podemos practicar con niños. Podemos hacerlo antes de la siesta, antes de dormir, a media tarde...¡Cualquier momento es bueno!


TÉCNICAS DE RESPIRACIÓN PARA NIÑOS

1) Técnica del globo: El niñ@ se tumba en un espacio cómodo y tranquilo boca arriba. Podemos suavizar la luz, poner una música suave y asegurarnos de que la temperatura de la habitación sea buena, ni frío ni calor. Le pediremos al niño que ponga ambas manos sobre su barriguita e imaginaremos que su barriga es un globo. Tendrá que respirar muy profundamente hasta conseguir que el "globo" se hinche. Luego lo deshincharemos muy lentamente.
Repetiremos tantas veces como queramos.

2) Técnica del barco: Esta técnica se basa en la primera. En la misma posición, pero ahora con las manos extendidas a los lados de su cuerpo, explicaremos al niño que su barriga es el mar, con las olas y colocaremos un barquito de papel o de juguete, que no pese mucho sobre su barriga. Guiaremos su respiración profunda hasta que el niño consiga mover el barco simulando que navega por el mar.

3) Técnica del paseo por el prado: En esta ocasión, nos situamos de pie con el pequeño y le relatamos que vamos a pasear por un prado lleno de flores. Cualquier cosa que esté en la habitación puede convertirse en una hermosa flor repleta de olor. Iremos paseando, calmados, despacio y nos agacharemos a oler profundamente cada flor. Inspiraremos el olor y expiraremos suavemente, pero expulsando todo el aire. 

4) Técnica del oso perezoso. El oso perezoso es un animal muy lento, por supuesto, podemos elegir cualquier otro animal calmado que nos apetezca. Imaginaremos que somos ese animal y caminaremos por la habitación como él lo haría, muy muy despacito. Acompañaremos al niño en el juego y le recordaremos que también tiene que respirar con calma.

Como veis se trata de técnicas muy sencillas basadas en el juego que nos permitirá, además, disfrutar de buenos momentos con los niños y dejar volar la imaginación.

Podemos practicar estas técnicas regularmente o cuando el niño se ponga nervioso, por ejemplo después de una rabieta o mejor aún, para anticiparse a ella. 

Si las practicamos con ellos, además de divertirse, aprenderán que son capaces de controlar sus emociones y se fortalecerá vuestro vínculo.

Os animo a que las pongáis en práctica y me contéis que tal os ha ido.

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