26 de mayo de 2014

DISCIPLINAR CON AFECTO: CORREGIR ANTES QUE CASTIGAR


Establecer normas y límites en casa es imprescindible para conseguir una convivencia armoniosa y para que los niños integren valores, conozcan qué comportamientos son adecuados y cuáles no, y para que aprendan que no siempre pueden actuar conforme ellos quieren, lo que les ayudará a tolerar las frustraciones. 


La disciplina, por tanto, forma parte de educar, pero siempre aplicada con afecto. Si corregimos en lugar de castigar, estaremos favoreciendo el correcto desarrollo emocional y social del niño. 

¿CÓMO CORREGIR MOSTRANDO AFECTO?

1. Predicar con el ejemplo. Los niños aprenden muchos comportamientos a través de la imitación. No basta con decir las cosas, sino que hay que demostrarlo con hechos. Nuestra fiabilidad se verá mermada si le exigimos al niño que haga justo lo contrario de lo que nos ve hacer a nosotros. 

2. No al castigo físico ni verbal.  Este tipo de castigo nunca tiene justificación, la violencia no debe ser una opción cuando estamos educando, pues debemos sancionar la conducta, no a la persona. La autoridad absoluta, sin explicaciones, y sin una corrección predecible, confunde al niño y puede dar lugar a lo que en Psicología se conoce como la "Indefensión aprendida". Esto consiste en que el niño aprende que las consecuencias de sus actos no están bajo su control; por lo tanto, no importa cómo se comporte, se siente incapaz de predecir las consecuencias. En cuanto a la violencia verbal, las vejaciones hacia el niño mermarán de forma terrible su autoestima, lo que tendrá consecuencias futuras muy desafortunadas.
Nunca hay que negarles el cariño ni el amor. Hay que diferenciar que lo que no te gusta es su comportamiento, que a él lo querrás siempre y ante cualquier cosa.

3. No actuar nunca en momentos de ira. Si estamos muy enfadados, es posible que nos cueste más ser justos e imparciales y que, en consecuencia, la corrección no sea la adecuada. Es preferible tomarse un momento para calmarse y actuar desde la tranquilidad.

4. Corregir en proporción a la falta cometida y a la edad del niño. Para adecuar la corrección es imprescindible que tengamos en cuenta el momento evolutivo en que se encuentra el pequeño y qué es aquello que necesita aprender. Y la proporcionalidad entre la falta y su sanción es absolutamente fundamental, porque induce a asumir e inculca en el niño el valor de la justicia en cualquiera de sus actos. La desproporción, por el contrario, favorece el rencor, precisamente al haberse sentido objeto de una injusticia.

5. Establecer previamente las reglas de forma clara. Las reglas deben de ser realistas para poder aplicarlas siempre. Es decir, hay que ser consistentes. Y, además, en todo caso han de establecerse previamente, han de ser conocidas por todos antes de tener que cumplirlas, porque, de otro modo, se traducen en arbitrariedades, tanto de quien las impone como de quien las recibe. Si, por ejemplo, le decimos al niño que no podrá ver la tele porque no ha cumplido con la tarea de recoger la mesa que estaba previamente pactada, tenemos que cumplirlo pase lo que pase. Aunque para ello tengamos que "suavizarlo". ATENCIÓN: No se trata de "mantener el tipo" ¡pase lo que pase! por lo que ya hayamos dicho. Se debe ser extra-consecuente con cualquier acto, pero especialmente si se aplica a terceros; y más todavía cuando el tercero es un hijo.
Hay que explicarle al niño de forma sencilla y clara por qué esa conducta es negativa, cuáles son las consecuencias y cómo puede perjudicarle.
Debemos tratar también de limitar el número de órdenes que les damos, se trata de simplificar y que lo que se espera de el niño sea transparente. Si somos concisos y claros, no tendremos que repetirnos hasta la saciedad y mantener la calma resultará más fácil.

6. Establecer premios por objetivos conseguidos. Para fomentar buenas conductas, en lugar de castigar, podemos pactar con el niño una serie de actuaciones que esperamos que él cumpla y establecer los beneficios que obtendrá si así lo hace. Los niños pueden obtener privilegios si cumplen las normas y perderlos en caso contrario. Estos beneficios deben de pactarse previamente con el niño estableciendo un "contrato" que mantendremos visible en todo momento. Es muy importante, también, que felicitemos y alabemos las conductas positivas, pero siempre en el momento en que se llevan a cabo.



¿QUÉ CONSEGUIMOS DISCIPLINANDO CON AMOR?

- Que el niño siempre se sienta amado y respetado.

- Que el niño confíe en sus padres, pues son justos, consistentes y siempre demuestran amor.

- Que desaparezca el comportamiento negativo y en su lugar aparezca otro positivo. 

- Que el niño reconozca sus errores y sea capaz de buscar la manera de solucionarlo tranquilamente.

- Que el niño entienda la necesidad de establecer límites

- Que el niño integre los valores de forma natural.

- Responsabilizar al niño de su propia conducta. 

- Favorecer la capacidad crítica del niño.

- Favorecer el diálogo en la familia.


4 comentarios:

  1. Me parece muy serio. Creo que todo lo que apunta la Psicóloga es muy cierto. Sería muy importante que todos lo pusiéramos en marcha. Por el bien de nuestros hijos, por el de la sociedad futura y hasta por el de la misma especie humana. !!que falta nos haría!!! Estoy muy de acuerdo en seguir todos estos consejos. Seguro que de otra forma nos iría. Mi enhorabuena.
    J.A.B.

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    1. Muchas gracias. De eso se trata, de criar niños emocionalmente sanos, seguros, empáticos, capaces de reconocer sus propias emociones y las de los demás, y sobre todo, niños felices, que se encuentren en armonía con su propia naturaleza. Aplicar estos conceptos de la Psicología puede ayudar a mejorar el mundo, pues el futuro, no lo olvidemos, son esos niños que ahora nacen y crecen. También nos ayudará a estar más conectados con nosotros mismos, porque ¿no es cierto que criar a un hijo nos empuja hacia una continua introspección?

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  2. Totalmente de acuerdo con el artículo. Y, como madre, intento seguir estas normas para criar a mis hijos. Pero he de reconocer que es sumamente difícil, sobre todo en los momentos de nervios extremos (que los hay) y especialmente cuando a una misma no la han educado de esta forma. Es complicado luchar contra la educación que se ha recibido y criar a tus hijos de forma diferente. Procuro hacerlo cada día.

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  3. Hola, es cierto, criar es sumamente difícil y más si le sumamos nuestra propia crianza, las opiniones de los demás, las imposiciones sociales...Ser padres nos hace que trabajemos mucho con nosotros mismos, que busquemos cómo llevar a cabo una maternidad-paternidad consciente, donde nuestras emociones tienen que ser reconocidas, en primer término y más tarde, controladas. Me oirás hablar en el blog de paciencia, muuuucha paciencia, pues se trata de un "empleo a jornada completa, 24 horas". Es muy valiente por tu parte llevar a cabo tu lucha particular de criar a tus hijos conforme crees. Mi más sincera enhorabuena y muchos ánimos.

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