29 de octubre de 2014

¡ME CRITICAN! CINCO IDEAS PARA SALIR ILESA Y RENOVADA

Concibo que todo aquello que envuelve y forma parte de la crianza merece ser tratado como el tema delicado y complejo del que se trata, lo que no quiere decir que no podamos echarle humor y usarlo como herramienta.

Si has decidido criar con respeto, fomentando un apego seguro, respetando los ritmos individuales, escuchando activamente. Si coges a tu hijo en brazos, lo acunas, lo amamantas, lo contienes. Si tu relación con tu hijo se basa en corregirlo en lugar de reprenderlo. Si lo porteas, si tú creces individualmente en el proceso. Si...
Si haces todo esto y muchísimo más, gracias, porque en definitiva, estás acompañando a tu hijo en el camino que le llevará a crecer sano física y psicológicamente.

Entonces, seguro que conoces muy bien de qué quiero hablar hoy, pues me apetece reflexionar, y que reflexionemos, acerca de las críticas que van dirigidas a una manera particular de enfocar la crianza. Llámese como quiera, sea crianza natural, crianza con apego, crianza consciente..., quienes lo lleváis a cabo sabéis muy bien de qué se trata y aprovecho, y me doy el gusto, de no etiquetarla con un solo nombre, que nunca me hizo mucha gracia.

Las críticas, hasta siendo constructivas y bienintencionadas, pueden resultar incómodas, hirientes y desestabilizantes (la comunicación es así, no depende de un solo factor). Por supuesto, si la crítica es un ataque directo, es, además, desesperante.

En el maravilloso proceso de encontrar, conocer y vivir una maternidad/paternidad consciente, diferentes "realidades" a la tuya siguen su ritmo y existe la posibilidad de que te encuentres ante situaciones en las que te conviertas en objeto de crítica. Puede que estos juicios perturben tu estado de calma y serenidad, estado que vale la pena mantener, ya que es muy beneficioso para el correcto y armónico desarrollo de la crianza y del vínculo familiar. Además de ser fantástico para sostener tu estabilidad emocional y vivir consciente, libre y feliz.

Para seguir disfrutando de tu forma de criar, tienes que estar preparado/a. Porque en la crianza, como me parece que ocurre en el fútbol, se puede criticar todo. Tu madre, tus tías, tu suegro, la vecina, la tendera, el del quiosco, la prima Amparito...todos tienen o han tenido hijos y por lo tanto, experiencia. "La experiencia es un grado", dicen por ahí, por lo que los títulos deben estar tremendamente repartidos, lo que deriva en que todos, ¡cómo no!, pueden tener opinión u opiniones, en el peor de los casos, sobre cómo debes criar a tus pequeños.

Las opiniones son gratis y a menudo tajantes.

Se nos olvida con frecuencia que el día a día de cada uno es particular y sus circunstancias, pensamientos y sensaciones, son únicas. La toma de decisiones cuando se está criando es rápida, a veces inmediata y requiere de mucha creatividad, conocimiento y conciencia. Por supuesto, de muchísimo amor y paciencia bien entrenada. Es difícil extrapolar con tal idiosincrasia, pero parece inevitable, sobre todo si cualquiera puede poseer un argumento de tal calibre como es el "a mí me funcionó" que podemos oír por doquier.

"Si yo criara al tuyo y tú al mío, todo sería más fácil" suele decir mi madre "pero como no es posible, se hace lo que se puede" le gusta concluir. 

Y es así, desde fuera siempre parece más fácil.

Las criticas aparecen cuando menos lo esperas y si no dispones de recursos para salir gloriosa/o, pueden desembocar en situaciones difíciles.

Seguro que fácilmente recuerdas alguna conversación en la que se habló de algún concepto relacionado con la forma de criar, seguro que has observado o vivido que a menudo viene de la mano de debates acalorados, de la defensa con garras y cuchillos de creencias y opiniones, de verdades absolutas, inflexibles, de cabezonerías y discusiones, y de ansiedad excesiva.  

Los momentos incómodos, no nos hacen bien, no nos aportan beneficios, más bien nos provocan malestar, nos llevan a pensamientos negativos, y nos hacen sufrir. Si no los puedes evitar, tendrás que buscar la manera de transformarlos e integrarlos sin que te hagan daño.

La idea es que puedes anticiparte y protegerte de forma divertida y creativa de cualquier comentario que podría perturbar el disfrute de criar a tu hijo. Sé consciente de la situación, analiza las emociones que te provoca, busca soluciones adaptadas y prueba.  

Porque acompañar, aconsejar, compartir y apoyar son verbos que podemos asociar sólo a algunas personas que nos envuelven, para salvar los ataques de críticas afiladas, os traigo cinco ideas que además de ayudaros, espero os hagan sonreír.


CINCO IDEAS PARA HACER FRENTE A LAS CRÍTICAS SOBRE CRIANZA

1- SONRÍE. Prepárate para afrontar lo que sea con una sonrisa. Imita a los niños, ellos sonríen mucho y son muy sabios. Si te animas, además de suavizar cualquier ambiente, ¡segregarás endorfinas!

2- MANTENTE INFORMADA/O. No hace falta que pases el día entero leyendo o navegando por internet, sobre-informarse tampoco es productivo, pero no dudes en consultar lo que necesites a fuentes fiables que compartan tu forma de criar. La información te proporcionará seguridad y serás capaz de gestionar mejor las críticas sin que afecten a tu autoestima.

3- NO NECESITAS DEMOSTRAR NADA. No lo conviertas en una lucha. Ni te deshagas dando explicaciones a alguien que no te quiera escuchar. Sé selectiva con quién, cuando y cómo quieres compartir tu forma de vivir.

4- DESATA TU SENTIDO DEL HUMOR. Saca la parte graciosa de la historia. Siempre la tiene. Un chiste es, sin duda, mejor que un grito o una discusión. Recuerdo cuando viví una situación bastante incómoda donde el hipo de un bebé se convirtió en una terrible enfermedad sólo curable con un trocito de lana previamente ensalivado. La imagen resultó tan cómica que no pudo más que derivar en carcajadas y en varios momentos jocosos más tarde. 

5- PON A PRUEBA TU CREATIVIDAD. Crea Frases Mágicas que te funcionen como respuesta rápida a un ataque. Busca palabras suaves, amables, y tranquilas, pero efectivas y contundentes que te saquen rápidamente de una circunstancia tensa. Piensa que es un partido de tenis, y tus ocurrencias son las pelotas, ¡tienes que ser rápida! Al fin podrás convertirlo en un juego de rapidez e ingenio. Recuerda que quieres evitar el malestar, por lo que tienen que ser ocurrencias positivas, no buscas herir,más bien vivir conforme quieras. 

    No puedes evitar que te critiquen, así que, 
¿por qué no reírte de ello?

Muchas gracias por haber leído este post. Os deseo muchas suerte y montones de sonrisas. 



21 de septiembre de 2014

Estamos en obras

Disculpad las molestias, llevo demasiado tiempo sin escribir y no será por falta de ganas. Pero ya sabéis que a veces se cruza lo urgente y no queda otra que ponerse a ello. 
Espero poder publicar en breve, que tengo muchas ideas e ilusión.
¡Gracias por la espera!


12 de agosto de 2014

UN ESPEJO DE DOS CARAS


Llevo días viendo el anuncio de una conocida marca de muebles y complementos para el hogar, que no voy a nombrar, pero que todos conocemos de más cerca o de más lejos. En general, suelen gustarme sus anuncios publicitarios. Presentan reclamos frescos, ingeniosos y en ellos tratan de transmitir valores, sobre todo, aquellos relacionados con la familia. En esta ocasión, y siguiendo con esta tendencia, hablan del ejemplo que los padres y madres dan a sus hijos, de la preocupación que puede generar la posibilidad de no estar dando un buen ejemplo, de no ser un buen modelo a imitar. El spot concluye destacando que al fin y al cabo lo que más importa es que a los hijos se les demuestre amor y convivir felizmente con ellos. Es cierto, el amor es la base, pero no dejo de plantearme que podemos ir más allá y que somos agentes activos en lo que los niños aprenden.

Cada vez que lo emiten en televisión, imágenes de adultos con niños me vienen a la cabeza y elucubro con temas conectados con la educación. La educación es un tema que dará lugar a muchos futuros post, pues creo que el sistema educativo, como está encauzado hoy día, está obsoleto y falto de novedosas reformas y alternativas. Creo que se trata de una temática compleja e importantísima, por lo que para evitar largas disertaciones, posiblemente aburridas y espesas, he creído mejor ir abordando temas pasito a pasito.

Antes de escribir esto, y sabiendo que seguiré escribiendo sobre el tema, he ido a consultar qué se entiende exactamente por educar y he encontrado lo siguiente:
educar.
(Del lat. educāre).
1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar.
2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.. Educar la inteligencia, la voluntad.
3. tr. Desarrollar las fuerzas físicas por medio del ejercicio, haciéndolas más aptas para su fin.
4. tr. Perfeccionar, afinar los sentidos. Educar el gusto.
5. tr. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.

Tras leer las definiciones que la RAE otorga al infinitivo educar, y viendo las descripciones del término  he decidido que hoy me apetece reflexionar acerca del trabajo interno que cada adulto debería plantearse cuando trabaja, vive, convive o tiene cualquier tipo de relación con niños.

Siempre he creído y ahora más si cabe, que de todo el mundo se puede aprender algo, ya sea para bien o para mal. No veo la razón de eliminar a los niños de esa ecuación, pues de ellos se aprende cada día y son únicos ayudando a recordar lo que ya teníamos olvidado o de hacernos dar cuenta de lo que no nos habíamos percatado.

En el sistema educativo actual, las relaciones que se establecen suelen plantearse de un modo unidireccional donde un adulto transmite conocimientos a un niño, lo dirige y lo modela. En esta relación se supone al niño como un ser necesitado de ser troquelado y al adulto como una persona que ya atesora el saber, el entendimiento, la consciencia y la razón necesarias como para llevar a cabo con éxito la laboriosa tarea de encaminar adecuadamente a un niño. En esta transmisión, el pequeño aprende de la experiencia del mayor y la perfecciona con el tiempo. Con esta suposición, la vertiente recíproca del proceso educativo se elude. Se obvia la situación (la realidad, creo yo) donde  ambos pueden instruirse el uno al otro y donde el contacto con niños obliga a los adultos a trabajar su autocontrol, el reconocimiento de sus conductas, de sus sentimientos y mucho más.

Educar a un niño requiere de  una reinvención del adulto que trata con él para poder adaptarse a la realidad infantil y no al contrario. La persona experimentada debe renovarse y buscar la forma de comprender el mundo de los más pequeños, adaptándose a sus necesidades y no tratar que sea el niño quien alcance una madurez demasiado temprana comprendiendo y actuando como un adulto.

Imagino que todos en mayor o menor medida, sabemos cómo queremos educar a un niño y qué debería aprender. Tenemos una idea clara de los valores que nos gustaría inculcar, pero muchas veces nos encontramos que no estamos transmitiéndolo de la mejor forma. Por ejemplo, deseamos que nuestros niños aprendan a pedir perdón, pero nos topamos con que a nosotros mismos no nos resulta fácil hacerlo. A veces pedimos que no nos griten "gritando a grito pelado".  Les repetimos que deben compartir sus cosas y cuando ellos tocan algo nuestro les decimos: "no toques eso, que es mío".

Estos son sólo ejemplos, si nos tomamos un segundo para pensarlo, de una incongruencia humana y adulta. Los niños nos enseñan que debemos trabajar con nosotros mismos aquello que con tanta ligereza nos atrevemos a exigirles.


El contacto con niños supone un reto tremendo para los adultos que nos chocamos de bruces con nosotros mismos y con lo que podríamos mejorar. 

Ellos crecen y nosotros también. Como decía, creo que se trata de un aprendizaje mutuo. Difícil, eso sí, porque requiere de un trabajo continuo y constante y tenemos tendencias, costumbres arraigadas y comportamientos que tal vez antes no habíamos detectado. 

Tener un niño cerca abre las puertas a un mundo nuevo o quizá olvidado donde las posibilidades de crecer y aprender son infinitas.

Tal vez si mirásemos hacia dentro de nosotros mismos antes de reclamarles, convertirnos en un mal ejemplo dejaría de asustarnos. 


29 de julio de 2014

LACTANCIA MATERNA, UN TRIUNFO PARA TODA LA VIDA. Beneficios Psicológicos de la Lactancia



"No existe ningún lugar mejor que los brazos de mamá".

Seguro que no soy la única que a pesar de mis "taitantos" disfruta de cuando en cuando de apoyar la cabeza entre los pechos de mamá y sentir que ahí nada malo puede ocurrirme. Y es que ese olor que ella desprende, sin conservantes ni aditivos, me transporta a los principios de nuestra unión única y maravillosa.

Ella me alimentó con su leche y en sus brazos, mientras me acunaba, establecimos un vínculo especial  e irrompible a pesar de los años, de las adversidades y de los mundos diferentes en que hoy día nos movemos.

Lactar, me cuenta ella, fue algo tan natural como respirar a pesar de haber nacido en un momento clave para la revolución femenina, donde muchas mujeres confundieron libertad con dejar de amamantar. Muchas se deshicieron del sujetador, de la faja, de los buenos modales y salieron a las calles biberón en alza como símbolo del fin a tantos años de machismo represivo.

Sé que aquella fue una lucha necesaria para el reconocimiento de la mujer y no puedo negar su mérito, pero en el proceso apareció una lucha contra la condición de mujer, contra la condición de ser madre, y ahora esa lucha trata de cambiar las tornas recuperando lo perdido en el camino. 

Como en lo que a crianza se refiere, en torno a la lactancia materna existen un montón de mitos, de dichos populares y, tras esto, en ocasiones reside ignorancia y, en otras, el no querer saber.


Algunas veces son los profesionales sanitarios los que no disponen de la correcta información y guían mal a madres que confían en ellos. Recrimino esta actitud, pues creo que es su responsabilidad velar por el bienestar de sus pacientes y estar actualizado en lo que a su trabajo se refiere. Otras veces una suma de desafortunadas situaciones llevan al fracaso de la lactancia materna, A veces por falta de apoyo, por cansancio, por recibir demasiadas críticas...

Razones de salud física para amamantar a un bebé hay muchas, pero, por si esto aún no resultara suficiente, hoy quiero comentar, aunque ya existan más artículos y estudios que han hablado sobre el tema, seis beneficios psicológicos que la alimentación natural puede aportar tanto a los bebés como a las mamás:

1- El bebé se siente seguro en brazos de mamá, reconoce su olor, su voz y desde allí aprende sobre el mundo exterior sin estrés, favoreciendo la futura independencia del niño.

2- El sistema sensorial del bebé, inmaduro tras el nacimiento, se desarrolla naturalmente a través del contacto piel con piel con su madre.

3- La díada madre-hijo se crea con mayor facilidad fomentando el conocimiento y la comprensión entre ambos, por lo que el reconocimiento de las señales del bebé se instauran fácilmente.

4- Favorece el correcto desarrollo cerebral y del sistema inmunológico del bebé.

5- En la madre se produce un aumento de la producción de oxitocina, conocida como "hormona del amor" que ayuda a continuar produciendo leche y a establecer el vínculo con su bebé.

6- La autoestima de la madre aumenta o mejora y ayuda a empoderarse y a actuar como ella cree a pesar de las críticas recibidas.


En esta semana de la lactancia materna, animo a todas las mamás que amamantan a sus hijos a sacar pecho con orgullo, a callar bocas mal-intencionadas y a coger las riendas de sus vidas con fuerza, pues tras su sabia decisión tienen el apoyo de la investigación en salud física y mental.



21 de julio de 2014

GRUPOS DE APOYO A LA MATERNIDAD, LUGARES DONDE CRECER




La maternidad, como he comentado algunas veces, es un momento delicado para la mujer y para su entorno familiar. La crianza de los hijos, además de ser un proyecto lleno de satisfacciones, también es un trabajo duro, difícil y cansado. Nadie nace aprendido, y es por eso que cuando se pasa de la teoría a la práctica, las madres (y los padres, por supuesto) se encuentran con tesituras que pueden preocuparles, generarles miedo e incluso dudar de sí mismas. 

El ser humano es un animal plenamente social que necesita de sus iguales para desarrollarse convenientemente. Las redes sociales de apoyo son imprescindibles, pero el cambio en nuestro modo de vida ha supuesto que muchas personas encuentren que su apoyo es deficitario.

En temas familiares este problema se hace más patente. Vivimos en una sociedad individualizada que corre mucho. Los edificios están llenos de familias, pero cada una está encerrada en su propio "mundo". El núcleo familiar, por diversas razones, ha tendido a reducirse, por lo que en muchas ocasiones una familia está compuesta de los padres y los hijos. Los abuelos, los hermanos, a veces los amigos, están lejos y en el día a día, una madre que cría a sus hijos, se encuentra sola.

Históricamente, las mujeres de diferentes generaciones han vivido cerca las unas de las otras y han asumido la crianza y la educación de los niños como un proyecto común. Mujeres experimentadas, madres, tías, abuelas, han guiado a las demás y mujeres que se han encontrado en situaciones similares al mismo tiempo, han podido apoyarse entre ellas. 

Hoy, ese círculo de sabiduría femenina, lejos de desaparecer, se ha transformado convirtiéndose en los diferentes grupos de apoyo a la maternidad que existen a lo largo de todo el país. Mujeres sabias, fuertes y empoderadas han conseguido crear comunidades, familias enteras de mujeres que luchan por vivir su maternidad de forma consciente y feliz. 

En estos grupos se respira paz y amor, ganas de ayudar, empatía y la posibilidad de expresar libremente los sentimientos. Mujeres desconocidas se convierten en madres, amigas y hermanas y todas ellas juntas se empoderan sacándole el máximo jugo a su condición de madre y mujer.

Son lugares mágicos al alcance de cualquier mamá que pueda necesitarlo y una gran proyecto que crece más y más.

No dudes en buscar alguno cerca de donde vives, la experiencia vale (muchísimo) la pena.



9 de julio de 2014

ENSEÑANDO A LOS NIÑOS A RELAJARSE. TÉCNICAS DIVERTIDAS Y EFECTIVAS PARA CONTROLAR LA RESPIRACIÓN


Conseguir relajarse es, para muchos adultos, una tarea sumamente difícil. Estamos acostumbrados a correr, a ir contra-reloj, a estar extremadamente ocupados y en ocasiones, aunque nos vendría muy bien, nos cuesta bajar el ritmo y tomarnos las cosas con calma. 

La vida frenética que llevamos nos conduce a sobrecargar  nuestro cuerpo y  nuestra mente que demasiadas veces se mantienen en estado de alerta por más tiempo del que en realidad podemos soportar. Esto se traduce en diversas patologías relacionadas con ansiedad, estrés, respuestas autoinmunes, cargas musculares y otras situaciones que reducen significativamente nuestro bienestar físico y emocional y que se están convirtiendo en un mal extendido.

Recuerdo que cuando era pequeña, a la escuela acudió una psicóloga a "enseñarnos a respirar". Desde mi inocencia no pude más que pensar que menuda barbaridad estaba diciendo aquella señora, "¡yo ya sé respirar! si no, no estaría aquí, me hubiese ahogado", dije yo. Estaba equivocada. Respiraba, por supuesto, pero no de la forma correcta.

Supongo que fue una sesión bastante más larga de lo que ahora recuerdo, pero sin duda, consiguió marcarme por el resto de mis días. La lógica era aplastante, pero nadie antes nos había hecho verlo de esa forma.

La actividad que recuerdo consistía en ponerse la mano en la barriga y respirar con la nariz profundamente. Si el aire entraba, lo lógico hubiese sido que nuestra barriga se hinchase, pero no fue así. Por el contrario, nuestra barriga se contrajo al entrar el aire y se llenó al expulsarlo. Es más, al pasar al segundo paso del ejercicio y al situar la mano sobre el pecho, pudimos notar como éste era el que hacía todo el trabajo. 

Era cierto, no sabíamos respirar. Nuestra respiración era superficial, no dejábamos que todas nuestras células se oxigenasen y estábamos impidiendo, sin darnos cuenta, que nuestro cuerpo pudiera llevar a cabo sus funciones de forma eficiente.

El primer paso para poder relajarnos es controlar nuestra respiración. Respirar profundamente requiere que seamos conscientes del acto, necesita de entrenamiento y conocer los beneficios puede ayudarnos a practicarlo regularmente.

Cuando respiramos pausadamente, profundamente, notando como cada célula recibe el oxígeno que necesita, llevando el aire hasta el estómago, estamos llevando a cabo la respiración diafragmática. Con ella aumentamos nuestra capacidad de concentración, lo que conlleva una mejoría en la memoria y un aumento de la creatividad. Además, conseguimos reducir la sensación de estrés y ansiedad y nuestra capacidad de auto-control aumenta. Al ser capaces de controlar nuestras emociones, situaciones incómodas, como cuando sentimos miedo, pueden disminuir y vivirse de forma más tranquila. También gracias a la respiración consciente nuestro cuerpo puede beneficiarse, pues el sistema inmunitario se fortalece. 

Si un simple cambio como es dedicarle tiempo a respirar bien puede mejorar nuestras vidas, ¿por qué esperar a ser mayores para aprenderlo? Dejemos que los niños se beneficien desde bien pequeños y estaremos mejorando su salud.

Por eso hoy quería contaros algunas técnicas de respiración que podemos practicar con niños. Podemos hacerlo antes de la siesta, antes de dormir, a media tarde...¡Cualquier momento es bueno!


TÉCNICAS DE RESPIRACIÓN PARA NIÑOS

1) Técnica del globo: El niñ@ se tumba en un espacio cómodo y tranquilo boca arriba. Podemos suavizar la luz, poner una música suave y asegurarnos de que la temperatura de la habitación sea buena, ni frío ni calor. Le pediremos al niño que ponga ambas manos sobre su barriguita e imaginaremos que su barriga es un globo. Tendrá que respirar muy profundamente hasta conseguir que el "globo" se hinche. Luego lo deshincharemos muy lentamente.
Repetiremos tantas veces como queramos.

2) Técnica del barco: Esta técnica se basa en la primera. En la misma posición, pero ahora con las manos extendidas a los lados de su cuerpo, explicaremos al niño que su barriga es el mar, con las olas y colocaremos un barquito de papel o de juguete, que no pese mucho sobre su barriga. Guiaremos su respiración profunda hasta que el niño consiga mover el barco simulando que navega por el mar.

3) Técnica del paseo por el prado: En esta ocasión, nos situamos de pie con el pequeño y le relatamos que vamos a pasear por un prado lleno de flores. Cualquier cosa que esté en la habitación puede convertirse en una hermosa flor repleta de olor. Iremos paseando, calmados, despacio y nos agacharemos a oler profundamente cada flor. Inspiraremos el olor y expiraremos suavemente, pero expulsando todo el aire. 

4) Técnica del oso perezoso. El oso perezoso es un animal muy lento, por supuesto, podemos elegir cualquier otro animal calmado que nos apetezca. Imaginaremos que somos ese animal y caminaremos por la habitación como él lo haría, muy muy despacito. Acompañaremos al niño en el juego y le recordaremos que también tiene que respirar con calma.

Como veis se trata de técnicas muy sencillas basadas en el juego que nos permitirá, además, disfrutar de buenos momentos con los niños y dejar volar la imaginación.

Podemos practicar estas técnicas regularmente o cuando el niño se ponga nervioso, por ejemplo después de una rabieta o mejor aún, para anticiparse a ella. 

Si las practicamos con ellos, además de divertirse, aprenderán que son capaces de controlar sus emociones y se fortalecerá vuestro vínculo.

Os animo a que las pongáis en práctica y me contéis que tal os ha ido.

29 de junio de 2014

DÍA MUNDIAL DEL SUEÑO FELIZ. NO AL DUÉRMETE NIÑO


Durante los últimos años se han hecho famosas diferentes técnicas más o menos elaboradas cuyo fin común es "enseñar a dormir a los bebés". 

Parece que la elaboración de estos sistemas han llevado mucho tiempo a sus autores suponiendo que el bebé es un ser retorcido y maquiavélico que premedita cada uno de sus actos en pro de fastidiar a sus progenitores. Por esa razón, todas estas técnicas, terriblemente pensadas y elaboradas, adoctrinan a padres y madres sobre cómo educar a los niños para que no molesten y se acostumbren cuanto antes a las tan preciadas rutinas adultas.

Es obvio que todas estas personas han hecho un estupendo trabajo mirándose el ombligo de "persona súper ocupada que no piensa ceder a los deseos caprichosos de un bebé" y más aún, han conseguido obviar por completo la naturaleza biológica de un ser humano recién nacido.

Me sigue sorprendiendo cómo, a estas alturas del siglo XXI, se hacen famosos métodos que se saltan a la torera el proceso madurativo de un bebé y me asusta pensar en cómo se olvida mencionar qué nefastas consecuencias psicológicas pueden presentarse en el futuro de estas personitas.

Porque los bebés, los niños, son personas. Empecemos por ahí, porque parece que por la simple razón de no poderse comunicar verbalmente, no merecen el mismo trato respetuoso que, en cambio,  sería una aberración negarle a ningún otro ser humano.

Cuando un adulto no ha pasado buena noche, los que están a su alrededor le preguntan cómo se encuentra, qué le ha pasado y, a veces, alguna buen alma se ofrece para apoyarlo moralmente en su pesar. En cambio, cuando un bebé llora desconsolado, se despierta por la noche, tarda en dormirse...aparecen mil comentarios despectivos sobre lo mal que se lo está haciendo pasar a sus padres, sobre lo malo que es el niño, sobre lo mal acostumbrado que está y un sin fin de barbaridades más pero ninguna haciendo referencia al sufrimiento del bebé. Todas ellas culpabilizando al pequeño y deseando que llegue el momento en que deje de molestar.

Molestar. Es una palabra que demasiadas veces se asocian a un niño y que me pone los pelos de punta. A mí me molesta que se obligue a un bebé a ir contra natura, que se antepongan clichés sociales al bienestar emocional del pequeño, que se coja el camino más rápido, que determinados individuos se hagan famosos y que, aprovechándose de la desesperación y del cansancio de muchos padres, llenen sus bolsillos asegurándose el futuro y jugándose el de muchos bebés que aprenderán a dormir, claro, porque los métodos son efectivos, pero también aprenderán muchas otras cosas. Aprenderán a no confiar en los demás, aprenderán a no pedir ayuda, a sentirse solos aún teniendo gente, aprenderán a no buscar consuelo. ¿Es eso lo que queremos que ocurra? ¿Es así como se forjan los cimientos de un futuro adulto seguro?

La salud mental de una persona comienza desde el primer momento, incluso en la gestación, pues el estado anímico de la madre, sus hábitos, influirán en el desarrollo del bebé.

Es ilógico pretender que un ser que nace inmaduro, un ser altricial, que necesita de cuidados para todo, tenga que dormir igual que un adulto totalmente desarrollado. Es más, de hacerlo, la supervivencia del pequeño se vería gravemente en peligro.

Los bebés vienen al mundo con su ciclo del sueño totalmente inmaduro, ni tan siquiera conocen la diferencia entre el día y la noche. ¿Y por qué iban a hacerlo? Si el vientre materno es oscuro, confortable, tranquilo y, ¡vaya cosa! podía dormir siempre que quisiera. ¿Horarios? ¿Qué es eso?

Si el bebé no se despertara cada cierto tiempo, no podría conseguir alimento y, por ende, moriría. Las necesidades de los bebés cambian con el tiempo conforme sus sistemas van madurando. Por eso hay que respetar a los niños y acompañarlos en sus procesos, nunca forzarlos.

Cuando vemos una camada de cachorritos de gato o de perro, en ningún momento se nos ocurre que deberíamos separarlos de su madre para que aprendan. Nos inspira ternura verlos dormir acurrucados en la panza de mamá, tan tranquilos, tan a gusto. Si los observamos, veremos que cuando los cachorritos lloran, su mamá los calma a lametones y espera durante horas quieta con ellos, hasta que su instinto le dice que ya pueden marchar solos, que ya están preparados.

En cambio, cuando nace un niño, tenemos preparados cientos de sofisticados artilugios para el bebé, incluso, como fomentan estos métodos, habitaciones separadas, con una puerta que cerrar para poder conciliar el sueño sin oír nada. ¿Por qué? Porque parece que es más fácil adaptar al niño, aunque eso suponga hacerlo sufrir,  que adaptarse a él teniendo en cuenta sus necesidades.

Criar con apego y respeto es una tarea dura, cansada y con una implicación enorme pero en un futuro es la base que necesita el mundo para cambiar. Es el principio para asegurar que los adultos del mañana tendrán mayor conciencia sobre sus emociones, sobre las de los demás. Serán adultos sanos psicológicamente porque se les respetaron sus necesidades, porque alguien trató de entenderlas. Forjarán una sociedad con más amor y respeto, porque así lo habrán mamado.


"Desde aquí quiero dar las gracias a todas las madres y padres que luchan día a día por el bienestar integral de los niños. Merecen mi más profundo respeto y admiración".


24 de junio de 2014

TERRORES NOCTURNOS



Hace tiempo que quería escribir este post, pues es un tema que preocupa a muchos y son varios los padres y madres que me han remitido sus consultas al respecto, puesto que resulta un tema que crea altos niveles de angustia y ansiedad, al desconocer muchas veces qué podemos hacer.

Para comenzar, es imprescindible que distingamos entre pesadillas y terrores nocturnos y hablemos, aunque brevemente, de las fases del sueño. En este caso no hablaremos del sueño del bebé, sino de niños más mayores, pues el sueño es un proceso cíclico que se va adquiriendo con el tiempo. Y tanto las pesadillas, como los terrores nocturnos, comienzan a ocurrir a partir del primer año de edad.


FASES DEL SUEÑO

El sueño es un proceso fisiológico necesario en el que distinguimos dos fases principales, la fase REM y la No REM (en la que se distinguen cuatro sub-fases). Estas fases aparecen de forma cíclica repitiéndose a lo largo de la noche. Un ciclo puede durar entre 90 y 120 minutos y se repetirá tantas veces sea necesario. 

Vamos a ver escuetamente qué ocurre en cada una de las fases del sueño.

Fase NO-REM (o sueño lento): En ella podemos distinguir cuatro fases con características diferentes:

- Fase 1 (adormecimiento): En este momento el cuerpo se relaja, pero aún es capaz de detectar estímulos sensoriales. Se trata de la transición entre la vigilia y el sueño y se conoce como fase de sueño lento. 

- Fase 2 (sueño ligero): El cuerpo comienza a relajarse más, manteniendo menor tono muscular, disminuyendo el ritmo de la respiración y el cardíaco. La mente desconecta del entorno, siendo más difícil percibir estímulos sensoriales.

- Fase 3 y 4: (sueño delta o sueño profundo): Durante estas fase el tono muscular disminuye mucho, prácticamente no existe, aumenta la hormona de crecimiento y causa confusión en caso de despertarse, aunque es muy difícil despertar a alguien cuando se encuentra en esta fase. Se intercalan ondas cerebrales lentas con ondas muy lentas (delta). No se sueña durante esta fase. Los terrores nocturnos aparecen aquí.


Fase REM (en español MOR, fase de movimientos oculares rápidos): Es la quinta fase del sueño y comienza tras, aproximadamente, 90 minutos de estar dormido. Durante esta fase, la actividad neuronal es similar a la que se da en el estado de vigilia e incluso en ocasiones, mayor, los ojos se mueven rápidamente y el cuerpo permanece "paralizado". La frecuencia cardíaca y la presión arterial aumentan, la respiración se vuelve irregular. En este momento se producen el mayor número de ensoñaciones. Si en este momento la persona despierta, es capaz de recordar qué estaba soñando. Encontraríamos aquí las pesadillas.


Diferencia entre PESADILLAS y TERRORES NOCTURNOS



Las pesadillas son sueños angustiantes que causan miedo. Ocurren durante la última fase del sueño (fase REM, que es en la que se sueña) y si la persona se despierta o la despiertan, podrá recordar qué estaba soñando y cómo eso le ha hecho sentir. Son normales en niños e incluso en adolescentes y suelen remitir en la edad adulta.
Posibles causas: tensión, miedo, estrés...

¿Qué hacer? Tras un sueño angustioso, el niño se calmará con ayuda. Una buena dosis de cariño y compañía le harán sentirse mejor. Dejarle hablar de lo que ha pasado, puede ayudar. Permanecer en la habitación hasta que el niño vuelva a dormirse, también puede ser una buena idea.
En cuanto a la prevención, es bueno considerar algunas situaciones que podrían ayudar a remitirlas. Por ejemplo, establecer rutinas. En cuanto a la alimentación, evitar comidas copiosas antes de acostarse y tomar la cena un par de horas antes de ir a la cama, evitar tareas y juegos estresantes antes de que el niño se acueste, practicar pequeñas rutinas de relajación antes de dormir (hablaremos muy pronto de cómo hacerlo), no permitir que vea películas que puedan asustarle...

Los terrores nocturnos son momentos donde el niño parece despierto, con los ojos abiertos, aunque no lo está. Puede gritar, llorar, moverse bruscamente, pero no podrá responder a las llamadas externas y, en caso de intentarlo, costaría mucho despertarle. Ocurren en las primeras fases del sueño, cercanas a la vigilia. Su duración es variable y al terminar, el niño se duerme repentinamente. Al día siguiente, el niño no recuerda nada del episodio vivido.
Posibles causas: Se desconoce por qué ocurren, pero algunos autores han postulado que se trata de fallos ocurridos en el momento de cambiar de etapa del sueño. 

¿Qué hacer? Durante un terror nocturno, no es recomendable despertar al niño, pues éste no es consciente de lo que está ocurriendo. Es importante mantener el entorno del niño seguro, eliminando todo aquello con lo que podría dañarse, pues es posible que se levante o se golpee contra la pared. Por lo demás, tan sólo queda esperar a que pase.
También podemos evitar el cansancio excesivo, pues parecen haberlo relacionado.
Las rutinas anteriormente descritas, también podrían ayudar para prevenirlos.

Si los terrores nocturnos se alargan en el tiempo: El Dr. Lask describió lo que se conoce como la Técnica de los despertares controlados. Se trata de una técnica que se basa en la observación. En primer lugar se trata de detectar en qué momento exacto el niño comienza a padecer un terror nocturno para poder anticiparse y despertarlo aproximadamente 15 minutos antes de que ocurra. Se debe mantener al niño despierto y fuera de la cama durante un rato y luego acostarlo normalmente. Este proceso debe durar siete días seguidos y en caso de que los terrores volvieran a aparecer, repetir la operación. 



17 de junio de 2014

ESTRÉS EN LA INFANCIA


¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta fisiológica, psicológica y comportamental que se presenta ante la aparición de un cambio externo considerado como una amenaza.

Se trata de una respuesta necesaria e innata que aparece ante una situación de alerta, ya sea ésta emocional, física o ambiental. Es decir, ante la aparición de un posible peligro (sea real o no), el cuerpo se protege.

Las reacciones de estrés se producen en todos los individuos de todas las edades y son necesarias para la supervivencia de la especie y se encuentran íntimamente relacionadas con el sistema nervioso y con el sistema neuroendocrino.

Ante una señal de estrés se producen cambios químicos en el cerebro, al inicio del estrés (en la etapa que se conoce como alarma) el hipotálamo estimula a la pituitaria (hipófisis) para que libere adrenocorticotrofina (ACTH) y ésta estimula a la corteza suprarrenal para que libere glucocorticoides, principalmente cortisol. El cortisol es el principal regulador de las respuestas adaptativas del estrés, se encarga, además, de almacenar grasa que será aprovechada para generar energía en caso de necesitarla ante un desafío. 

Preparándose para actuar (etapa de acción), se encuentra el sistema nervioso simpático, que hace que aumente la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre, el ritmo de las pulsaciones, etc. Estos mecanismos preparan al cuerpo para llevar a cabo dos posibles respuestas, huida o ataque.

Por último, el cuerpo necesita encontrar la calma (etapa de relajación) donde los sistemas vuelven a su estado natural de no alerta. De la vuelta a la "normalidad" se encarga el sistema parasimpático.

Como hemos visto, la situación considerada amenazante, activa los sistemas psico-biológicos en el momento en que aparece y éstos se desactivan cuando el conflicto ha sido resuelto, además vemos que todo el cuerpo sufre cambios, por lo que si el estrés se experimenta en situaciones necesarias y puntuales, puede ser beneficioso, en cambio si el estrés se experimenta de forma continuada o fuera de contexto, puede convertirse en estrés negativo o distrés causando serios problemas físicos y psicológicos.


¿Por qué el estrés puede convertirse en un problema para los niños?

Los niños, se encuentran en un periodo fundamental del desarrollo de la plasticidad neuronal, por lo que sus experiencias tempranas tienen un gran impacto sobre sus futuras habilidades cognitivas y emocionales.

La Dra. Gunnar, quien estudió profundamente los efectos del estrés en niños, afirma que el nivel de estrés experimentado en la primera infancia condiciona la respuesta al mismo de forma permanente, afectando a la memoria, a la atención y a las emociones.

Ante una exposición contínua a un estrés negativo:

- Los niveles de cortisol se disparan y aparece una sobre-reacción y un peor control del estrés, lo que afectará de forma permanente a la anatomía de su cerebro.

- El hipocampo (que desempeña funciones de memoria y desarrollo espacial) se bloquea y se destruyen sus células nerviosas, viéndose afectados en su número y tipo de receptores.

- Los circuitos de la emoción se reconfiguran.

¿Qué puede causar estrés en un niño?

A veces nos parece increíble que un bebé pueda estresarse, pero situaciones del día a día pueden mantenerlos en alerta.

- Cuando se encuentra solo y llora, está percibiendo la situación como peligrosa, por lo que sus sistemas de alarma se activan. Cuando no se atienden las necesidades básicas del niño, de cuidado, aseo, alimentación y afecto, el bebé se estresa. Una buena regulación del estrés, dependerá de la respuesta que obtenga por parte de sus cuidadores.

- Cuando se le imponen normas que desobedecen su desarrollo natural, por ejemplo imponerle horarios para dormir, para comer, exigirle un control de esfínteres cuando el niño aún no está preparado, pueden ser vividas como situaciones estresantes.

- Los gritos, los ruídos estridentes, el exceso de luz cuando no lo necesita, la sensación de demasiado frío o calor, el estado ansioso de su mamá, también pueden provocar estrés.


¿Qué podemos hacer para evitar que un niño esté estresado?

- Atender al bebé en sus necesidades básicas.

- Mucho contacto físico temprano.

- Respuestas adecuadas a las demandas del niño.

- Respeto por su desarrollo.

- Proporcionar un ambiente familiar tranquilo, armonioso.



Si te interesa el tema, podrás encontrar más información en los siguientes enlaces:
http://www.waece.org/biblioteca/pdfs/d137.pdf
http://www.holistika.net/parto_natural/el_bebe/el_cerebro_del_bebe.asp
http://www.braincampaign.org/common/docs/files/2786/spchap12.pdf


10 de junio de 2014

CRIANDO "A CONTRA-CORRIENTE"


Durante mucho tiempo y aún hoy, han existido imposiciones, reglas y normas establecidas con respecto a cómo se debe criar a un hijo y qué es aquello que debemos conseguir a través de la crianza y de la educación. Existen miles de modelos y guías escritos por profesionales en la materia y preceptos que quedan grabados y transmitidos durante generaciones en la sabiduría popular. 

Siempre he oído que un niño debe de ser independiente, que tiene que aprender a hacer las cosas solo, a valerse por sí mismo. Pero, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿es que llega un momento, un día, una fecha en que el niño se convierte en un ser independiente? ¿es que existen formas de que un niño aprenda a contener sus ritmos biológicos? ¿es que la dependencia es un concepto "maligno" que si se abre y se deja paso nunca jamás podrá irse?

Los niños, desde bien pequeños, tienen. Tienen que aprender a dormir, tienen que aprender a comer solos, tienen que controlar los esfínteres, tienen que dejar de mamar, tienen que dejar de estar en brazos....
Tienen, tienen, tienen y deben, deben, deben...

Pero, ¿por qué deben? ¿Para qué deben hacerlo?


Creo que los niños no vienen con un pan debajo del brazo, vienen con un sin fin de responsabilidades, de exigencias, de luchas contra sí mismos, contra su naturaleza humana, contra su pureza, contra su sabiduría.

Todas las imposiciones que le hacemos al niño, las hacemos en beneficio y provecho exclusivamente del adulto y de la sociedad actual. Comunidad, por llamarle de alguna manera, tremendamente industrializada, desconectada de la verdadera naturaleza humana. Llena de prisas, de compromisos y que ha conseguido un trabajo absolutamente fantástico (por la dificultad que conlleva), ha podido separarnos de nuestros sentimientos, nos ha negado la posibilidad de reconocer nuestras emociones y, mucho menos, las de los demás. 

No hay que pensar, ni sentir, estamos en este mundo para correr y producir. Y ¿cómo no?, también pretendemos meter a los niños dentro de la cadena de producción, queremos convertirlos en pequeñas máquinas alejadas de su propio yo, incapaces de reconocer sus emociones y necesidades, individualistas. 
¿Humanos o máquinas?

Es crudo, pero verídico, los humanos nos des-humanizamos.




Y ante esta realidad, que a veces parece omnipotente, de repente, se asoma un grito de la naturaleza y aparecen padres, madres, profesionales, personas al fin, que quieren recuperar su conexión consigo mismos y con el mundo que les rodea. Que quieren ser conscientes de sus sentimientos y que quieren cambiar su realidad y ofrecer un mundo diferente a sus hijos.

Son personas que crian con apego, que creen que otra forma de criar es posible, recuperando su naturaleza mamífera. 


Pero, ¿qué significa criar con apego?


Criar con apego a un hijo ...

- Significa seguir los instintos más profundos, respetar los ritmos propios e individuales del niño más allá de las exigencias sociales.

-Entraña fomentar la comunicación y el entendimiento más allá del lenguaje verbal. Observar los gestos para poder interpretarlos, escuchar el llanto para responder adecuadamente a la demanda, reconocer los pequeños movimientos del bebé, para llegar a conocerlo.

- Implica tratar al niño como tal, como un niño que necesita de besos y cariño, que busca acurrucarse en los brazos de su madre donde se siente seguro y protegido, que es dependiente de los suyos y que no tiene maldad, sino sentimientos y emociones.  

- Conlleva respetar los propios ritmos de cada persona, no forzar al niño. 

- Es alimentar con la leche que la naturaleza le brinda a una mujer que se convierte en madre, alimento hermosamente sabio, capaz de adaptarse a las necesidades de cada momento (si la naturaleza lo permite, claro, ya lo hablamos en un artículo anterior)

-Es recuperar la parte más mamífera del ser humano, es convertirse en un animal que protege a su cría ante cualquier peligro, que duerme con ella hasta que su desarrollo lo permite, que la transporta acurrucada en su cuerpo.

- Es rescatar la niña o niño que un día fuiste y reparar tus miedos e inseguridades para no transferirlos a tus hijos.

- Es luchar día a día contra tu propia crianza, contra lo establecido, atacando "lo aprendido" para re-estructurar tu propio vínculo.

- Es ser consciente del proceso, dispuesto a la auto-crítica constructiva y al aprendizaje continuo de una situación nueva. Sin castigos, ni culpabilidades, esperando mejorar.

- Representa atreverse a pedir perdón a los hijos por las equivocaciones, poder expresar abiertamente las emociones.


- Simboliza disfrutar de la maravillosa experiencia de ser padres.

6 de junio de 2014

CRIAR CON APEGO


¿DÓNDE EMPIEZA LA "CRIANZA CON APEGO"?

El vínculo emocional que un niño crea con sus padres o cuidadores principales, se conoce como apego.

Este vínculo es el que proporcionará al niño la seguridad emocional necesaria para su adecuado desarrollo emocional, social y personal.

El estudio de los vínculos afectivos tempranos, surge alrededor de los años cincuenta a manos de John Bowlby que, tras trabajar con niños institucionalizados, carentes de madres ni cuidados continuos, llegó a la conclusión de que los niños que no habían establecido relaciones tempranas de cercanía, amor y de cuidado con algún adulto, más tarde presentaban  diversos problemas relacionales y otros trastornos mentales.

Bowbly creía que el bebé actuaba por un instinto que se adaptaba a la situación contextual, es decir, llevó más allá de su definición el concepto de instinto para explicar que el niño actuaba por el impulso de sentirse cerca de su cuidador, que le aportaba la seguridad que necesitaba,  y que adaptaba sus conductas según la situación particular con tal de conseguir el máximo contacto él.

El autor basó su teoría de la vinculación humana,  y por tanto la explicación del comportamiento de un bebé con su madre (o cuidador principal), en la existencia de cuatro sistemas de conductas relacionadas entre sí. Conductas que el bebé lleva a cabo con tal de conseguir una respuesta de sus cuidadores y sentirse unido a ellos para facilitarse el conocer el mundo desde una posición de seguridad.

Los cuatro sistemas que Bowlby describió son, el sistema de conductas de apego, el sistema de exploración, el sistema de miedo a los extraños y el sistema afiliativo. 

Veamos con más detalle en qué consiste cada uno de ellos.

- El sistema de conductas de apego consiste en todas aquellas conductas que el bebé puede llevar a cabo para que su cuidador principal le preste atención y se mantenga próximo a él. Algunas de estas conductas pueden ser el llanto, los balbuceos, las sonrisas, los movimientos...

- El sistema de exploración comprende aquellas conductas que el bebé lleva a cabo con tal de inspeccionar el entorno en el que se encuentra. Este sistema está estrechamente relacionado con el anterior, pues si el niño no consigue mantener a su cuidador cerca, no querrá explorar. Su comportamiento irá dirigido a conseguir la atención del adulto. Es decir, mientras el sistema de apego esté activo, no podrá estarlo el de exploración, por tanto, tampoco se activará el juego ni el podrá darse el aprendizaje. 

- El sistema de miedo a los extraños consiste en que si el niño ve un extraño, sus conductas de apego se dispararán, buscará a su madre y dejará de explorar. Este sistema se activa si el vínculo ya está formado. Cuando el bebé se encuentre ante un desconocido, buscará el contacto con la persona con la que ya está vinculado.

- El sistema afiliativo se refiere a la curiosidad que muestra el niño por conocer o aproximarse a alguien de su misma especie. Sistema que contradice por completo al anterior pero que es propio de cualquier animal.

Todos estos sistemas, según el autor, se activarían y desactivarían en función del contexto y de situaciones individuales.

¿Cuál es la finalidad?: mantener al cuidador cerca, resistirse a la separación y garantizarse el sentimiento de seguridad.


¿POR QUÉ ES IMPORTANTE SER CUIDADOSO EN LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS RELACIONALES?

Porque las experiencias de vinculación tempranas, son las que van a influir en todas las futuras relaciones de una persona. 


La experiencias que el niño tenga con el manejo de estos sistemas en la relación con su madre (o cuidador principal), son los que más tarde crearán la representación mental de sí mismo, formarán su auto concepto y el de los demás. 
Por tanto, la forma en que los adultos cercanos hayan interactuado con el niño, determinará la forma en que ese niño se relacione con los otros.

Por ejemplo, si el adulto cuidador se ha mostrado siempre atento, respondiendo a las llamadas del niño, se ha mostrado cercano y dispuesto, el niño se sentirá seguro para explorar, no necesitará activar las conductas de apego continuamente y podrá conocer tranquilamente su entorno sabiendo que, en caso de necesitarlo, podrá acudir a los brazos de su cuidador. Este niño es más probable que confíe en los demás y se sienta seguro de sí mismo.

En cambio, si el cuidador principal no ha sido consistente en sus respuestas, por ejemplo, no siempre ha acudido cuando el niño ha llorado, la respuesta ante una sonrisa no ha sido siempre amorosa, cuando el niño ha balbuceado unas veces lo ha atendido, otras no,es probable que el niño se sienta inseguro y tenga que activar demasiadas veces las conductas de apego, bloqueando la exploración, indispensable para su desarrollo y para su aprendizaje.

En definitiva, si un niño ha tenido experiencias positivas con los adultos que le cuidaban, mostrándose éstos cercanos, consistentes y sensibles, es más probable que establezca relaciones sanas con sus iguales y que mantenga una actitud positiva hacia sí mismo.

En cambio, si un niño no ha tenido buenas experiencias con sus figuras de apego, esperará poco de los demás, mostrará desconfianza y esperará poca empatía, por lo que las relaciones se basarán en la desconfianza e inseguridad.

"Por el bien de los niños, del futuro y de nosotros mismos, pongamos mucho cuidado en la forma en que nos relacionamos con los niños. Seamos responsables de sus primeras experiencias basando cualquier comportamiento y /o actuación, en el amor, el respeto y el conocimiento de sus necesidades según la etapa del desarrollo en la que se encuentren. Si les aportamos seguridad y sostén, se convertirán en adultos seguros, confiados y empáticos"






2 de junio de 2014

LACTANCIA MATERNA: SÍ, PERO ¿Y SI NO PUEDO?


Está claro y demostrado que la lactancia materna es altamente beneficiosa tanto para la madre como para el bebé y que aquellas madres que luchan por una crianza natural, basada en el apego, la defienden con todas sus fuerzas. Y no sin razón, al contrario, pues de ser posible, dar el pecho a un hijo es la forma más sana y natural de alimentarlo.

La lactancia materna es económica, mucho más barata que la leche de fórmula, es cómoda, pues no tienes que prepararla ni llevar biberones, ni agua mineral, es beneficiosa para el cuerpo de la madre, pues ayuda a que el cuerpo "vuelva a su sitio" tras el parto, favorece el vínculo entre madre e hijo y un sin fin de beneficios más. Todos estos puntos a favor de la lactancia materna, son innegables.

En un mundo ideal, todas las madres que desean con todas sus fuerzas dar el pecho a sus hijos, lo harían, la lactancia se implantaría de forma natural, sin incidentes y todas estarían felices con sus hijos al pecho.

Pero existen situaciones en las que la lactancia no es posible. Razones varias, individuales, diferentes, pero todas ellas tienen en común la misma consecuencia: sus bebés tendrán que ser alimentados con leche de fórmula.

¿CÓMO SE SIENTE UNA MADRE QUE NO PUEDE DAR EL PECHO A SU BEBÉ (Y ELLA QUERÍA)?

Cuando una madre que cree firmemente en criar a sus hijos con apego, que ha pasado el embarazo planificando el tipo de crianza que quiere aplicar, que ha leído y re-leído sobre lactancia, que conoce los beneficios, que se ha imaginado a ella misma dando de mamar,  encuentra que no puede hacerlo, se ve inmersa en un cúmulo de sentimientos devastadores que merman su autoestima, pues se siente incapacitada, negada como madre, fracasada por no poder alimentar a su pequeño. Se siente aterrada con sólo pensar que al no darle el pecho, su relación con el bebé no será buena, piensa que no podrá crear ese vínculo que sí tienen las madres lactantes y que se ha quedado sin la posibilidad de disfrutar de unos de los pilares fundamentales en la creación del vínculo materno filial. Se siente asustada, frustrada y profundamente desorientada. Sus planes de tantos meses, han caído en picado. Se siente ansiosa, triste y presionada por su entorno.

Un torbellino de sentimientos negativos le acechan, aunque seguramente calle, suspire y no lo cuente a su entorno.

Esta presión y algunos mitos están haciendo mucho daño a mamás que quisieron amamatar y no pudieron.

¿ES POSIBLE CREAR UN BUEN VÍNCULO CON MI HIJO SIN LACTAR?

¡Por supuesto que sí!

La relación que se crea entre una madre y un hijo no depende exclusivamente de darle el pecho, sino de la actitud que se muestre hacia ese niño, de la calidad de la relación. 

Hay muchas y diferentes formas de favorecer ese vínculo y todas ellas pasan por dedicarle tiempo y amor al niño.

SEIS COSAS QUE PUEDES HACER PARA FAVORECER EL VÍNCULO CON TU BEBÉ. 

1. Cuando le des el biberón. Alimentar al niño, sea cual sea la forma, implica acunarlo en tus brazos, aunque le des biberón puedes colocarte al niño sobre tu piel desnuda, sobre el pecho, llevando a cabo la práctica "piel con piel". Durante los primeros meses, es muy aconsejable que seas tú, su madre, la que lo alimente, pues si le dieras el pecho nadie podría sustituirte. La alimentación debe darse a demanda, sin horarios fijos y según las necesidades propias del pequeño. Esto te ayudará a conocer mejor los gestos, el llanto...y en definitiva a interpretarlo, mejorando, por ende, vuestra relación. 
Sobre todo, disfruta de esos momentos porque son exclusivamente vuestros.


2. Contacto físico. El vínculo no se crea ni se fortalece sólo en la alimentación, cualquier momento es bueno. Tu bebé disfrutará de tus caricias cuando lo bañes, cuando lo acunes para que se duerma, cuando le cambies...Por ejemplo, un buen ejercicio es practicar el masaje infantil un par de veces al día cuando el niño esté tranquilo (del que hablaré aquí muy pronto).
Como comenté en mi anterior artículo, "Cógelo en brazos, y mucho!, mantenerlo cerca de ti le aportará seguridad y tranquilidad lo que hará que se vincule a ti de forma positiva.



3. Practica ejercicios de yoga con él. Una buena forma de recuperarse del parto y de vincularse con el niño, es practicar ejercicios suaves de yoga que os permitirán a los dos estar en un estado de relajación y será un buen momento para acariciaros pasando tiempo juntos.



4. Prioriza el tiempo con tu bebé. Es mejor tener las manos ocupadas porque tienes al niño en brazos, que dejarlo porque tienes otras cosas que hacer. Recuerda que los meses vuelan y que las oportunidades de acunarlo irán desapareciendo. Aprovecha cualquier oportunidad para "achuchar" a tu bebé.




5. Cántale. El bebé reconoce la voz de su madre antes que la de nadie y se siente unido a ella desde el embarazo. Aprovéchala para relacionarte con él. Puedes cantarle, contarle historias, susurrarle...dale rienda suelta a tu imaginación.






6. Confía en tus instintos y olvida las críticas de los demás. La crianza con apego da lugar a muchísimas críticas. Prepárate para escucharlas y para manejarlas con cautela. Sólo tú sabes qué es lo mejor para tu familia. Disfruta de tu propia maternidad y de tus elecciones.